¿Qué hacer cuando el temor quiere manejar tu vida?
Como cada sábado muy temprano, el pastor Gerardo Farías abre la Iglesia Adventista de Tel Aviv (Israel). Muchos de sus miembros viajan horas para llegar a reunirse el sábado, pero no importa cuánto se deba viajar, porque saben que el sábado es el momento de encontrarse con sus hermanos. Saben que es un alto en las actividades de la semana, un refugio para las preocupaciones, un descanso para el alma agobiada.
El pastor conoce a su rebaño y ha preparado el mensaje justo para cada corazón. Los niños están en su clase infantil, las diaconisas Ruty y Ada están ya en la puerta por si alguien necesita algo, y Jocelyn le da las últimas sugerencias al pastor sobre el tema. Todo está preparado para disfrutar del Shabat en Tierra Santa. Qué mejor lugar para hacerlo que donde cada rincón de la ciudad te lo recuerda…
De repente, llega al WhatsApp una notificación de bombardeo. Sumado a eso, la sirena inunda la paz del santuario y todos saben que tienen quince segundos para llegar al búnker, una construcción de hormigón armado subterránea destinada a ser refugio durante los bombardeos en la ciudad.
Sí, solo tienen quince segundos para salvar su vida; solo quince segundos para resguardar a su familia; solo quince segundos para poner a salvo a la iglesia… Todos deben estar a salvo, nadie debe quedarse atrás. El sermón quedará para otro momento; el sermón del pastor ahora se transforma en procurar el apoyo y el brazo fuerte que tome a la pequeña Anat, que llora por el ruido de la sirena. Y, como buen pastor, daría la vida por sus ovejas, Gerardo sabe que esos quince segundos deben ser suficientes para salvar a su congregación. “Dame tiempo, Señor… Dame tiempo…”, ora en silencio.
¿Por qué tenemos tantas excusas para no ir a la iglesia? Qué fácil es concurrir en Sudamérica a nuestra iglesia; qué fácil es cuando no estamos apremiados ni angustiados porque sonará una alarma antibombas. Hoy, más que nunca, Dios busca jóvenes valientes. Es el momento histórico mundial en que Dios necesita mujeres y hombres esforzados y que se muevan con valor y con fe. Es tiempo de levantar nuestra voz y predicar, “porque Dios no nos ha dado espíritu de cobardía sino de poder” (2 Tim. 1:7).
No dejes que el temor maneje tu vida. No dejes que un cristianismo mediocre dirija tu vida. Hoy es el día en que nuestra iglesia verdadera necesita valientes que puedan levantar la bandera de la verdad, valientes que vayan al santuario a adorar y no a criticar; jóvenes que no se aparten del cuerpo de Cristo, sino que sean un apoyo para la iglesia; jóvenes que tengan un espacio para trabajar y ser felices en el santuario donde Dios bendecirá su vida.
No puedo imaginar la maravillosa bienvenida que Jesús dará a los miembros de la Iglesia Adventista de Tel Aviv que tanto resistieron y que tanto postergaron para poder adorar y reunirse en el nombre de Dios. Cada uno tiene historias increíbles de superación y perseverancia, de levantarse una y otra vez a pesar del dolor. Ellos miran con esperanza el futuro, porque será un encuentro glorioso al abrazar a Jesús al final de la jornada.
Qué bienvenida tan sublime será la que tendrá la Iglesia Adventista de Tel Aviv, un pueblo que enarboló bien alto la bandera de la verdad en Israel.
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