Nuestro LEMA: “Intensificar el liderazgo espiritual y misionero del anciano de iglesia”.
Frente al gran desafío y a la urgencia que tenemos de cumplir la misión de predicar el evangelio a todo el mundo (Mat. 24:14; 28:19, 20), así como la responsabilidad del liderazgo de la iglesia local en el proceso de discipulado, tenemos que elaborar estrategias en la implementación de acciones para mejorar el ancianato.
Por esta razón, en el último concilio de la División Sudamericana se votaron varias iniciativas con el propósito de fortalecer el papel del anciano local de cada iglesia, a fin de hacerlo aún más relevante. Conoce algunas de ellas:
Espiritualidad: Fortalecer la vida espiritual del anciano, concentrándose en su crecimiento integral como fiel mayordomo.
Familia: Ofrecer apoyo físico, relacional, emocional y espiritual para la familia del anciano.
Crecimiento: Establecer un proceso de seguimiento y mejora de la tarea a través de las “Competencias ministeriales para el anciano”.
Capacitación: Promover reuniones virtuales o presenciales sobre temas bíblicos, teológicos y doctrinales, con énfasis en consejería, homilética, misión, desafíos contemporáneos, identidad adventista, liderazgo cristiano y administración de la iglesia.
Pastorado: Desarrollar una red de discipulado que involucre a los pastores, los ancianos, los líderes y los miembros de iglesia, caracterizada por el cuidado espiritual, emocional y físico de las personas.
Discipulado: Desarrollar estrategias creativas y efectivas para discipular a todos los grupos etarios de la iglesia (especialmente, a las generaciones más jóvenes) e involucrarlos en el liderazgo y la misión de la iglesia.
Ministerio digital: Animar y enseñar a los ancianos a usar plataformas digitales para visitar y realizar predicaciones, clases de Escuela Sabática, evangelización y otras reuniones.
Evangelismo: Preparar al anciano para liderar las actividades misioneras en el cumplimiento de las necesidades físicas, emocionales y espirituales de la comunidad.
Educación continua: Utiliza materiales disponibles como la Guía para ancianos, la Revista del Anciano, la revista Ministerio y el portal del pastor, como recursos de apoyo y crecimiento.
Además, y como el objetivo es ampliar el alcance del anciano en la iglesia local, se estableció la participación femenina en esta área, considerando que el 57 % de los miembros de iglesia en la División Sudamericana (DSA) y el 54 % de todos los bautizados en la última década son mujeres. De este modo, se votó autorizar a las iglesias locales que así lo necesiten a elegir a mujeres como ancianas (con los requisitos que se indica en el Manual de la iglesia).
Las estadísticas también indican que el 83 % de todos nuestros servicios de las iglesias en la DSA son dirigidos por los casi 80.000 ancianos, que actúan como pastores asociados edificando el cuerpo de Cristo. Reciban ellos mi reconocimiento, y también el de toda la iglesia.
João, profesor de Educación Básica, vivió la experiencia de la conversión en su adolescencia. Formó un hogar cristiano con Ruth y tuvieron dos hijos. Él fue anciano durante 40 años, maestro de Escuela Sabática, evangelista en una clase de Biblia, y todos los años llevaba a personas al bautismo. Además, fue siempre el primero en llegar a la iglesia y el último en irse. Nunca faltó a un culto o reunión. A los 54 años de edad, João sobrevivió a un infarto. A los 74 años, enfrentó un preinfarto, resistió 42 días, y descansó en las promesas del Señor. Unos días antes de su muerte, habló con su hijo mayor. En esta conversación, repasó toda su vida y lo animó a mantener viva la llama del evangelio.
João era mi padre, y ese hijo mayor era yo. Con emoción y gratitud, hoy recuerdo a este anciano que marcó mi vida. Mi padre vivió para su familia, para la iglesia y para la educación adventista. Esa fue su pasión, y me la transmitió con su palabra y con su ejemplo.
Quiero invitar a toda la iglesia a que, en agradecimiento a los ancianos que marcaron su vida, marquen también otras vidas para la salvación y para la eternidad. Por eso, es hora de “Intensificar el liderazgo espiritual y misionero del anciano” (LEMA). Este es un LEMA para mí. ¡Que también sea el tuyo!
Porque los Ancianos de Iglesia no son pagos como los Pastores o ministros, sabiendo que ellos trabajan aún más en muchas ocasiones que los mismos pastores y el trabajo misionero es igual al de un Pastor. 1Ti 3:1-7 los exhorta. Y 1 Cor 9:14 el apóstol Pablo recuerda lo que ordenó el Señor; «a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio».
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