Evidencias bíblicas de un día especial para toda la humanidad.
En Génesis 2:1 al 3, leemos: “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos. El séptimo día concluyó Dios la obra que hizo, y reposó el séptimo día de todo cuanto había hecho. Entonces bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”.
En estos versículos encontramos varias verdades importantes con respecto a la naturaleza y el propósito original del sábado. Vamos a estudiar brevemente algunas de ellas.
Verdades implícitas
Es una institución antigua. El contexto muestra que Dios creó todo en seis días (Gén. 1:1-31) y separó el séptimo día como un día especial. Por tanto, el sábado no aparece en la historia humana como una novedad de un cuerpo religioso, sino que sus inicios se remiten a la semana de la Creación. Si la humanidad lo desconoce es porque, en medio del gran conflicto entre el bien y el mal, su origen se perdió y su naturaleza especial se diluyó; y no porque sea una institución tardía. Además, el mismo ciclo semanal es un testimonio notable de la antigüedad de la semana de siete días. Si bien muchos han afirmado que este ciclo se originó en Babilonia, y que de ahí pasó a los griegos y los romanos, no hay evidencias de algo así. La mejor explicación está en el texto hebreo que muestra que Dios hizo todo en seis días literales y consecutivos, y apartó el séptimo como un día especial. A partir de ahí, el ciclo semanal se volvió universal.
Es una institución universal. Algunos han afirmado que el sábado fue dado únicamente a los judíos. Sin embargo, al final de la semana de la Creación no existían judíos, solo Adán y Eva, y el sábado ya existía. De hecho, los judíos recién aparecieron más de dos mil años después. El propósito divino era que el sábado fuera guardado por toda la humanidad, como una institución universal, no restringida a algún grupo humano particular. Esto armoniza con lo que Jesús dijo en Marcos 2:27: “El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado”. Jesús nos enseña que el sábado fue dado por Dios como un regalo para todos aquellos que descienden de Adán y Eva.
No podía ser abolido en la Cruz. Existen personas que afirman que el sábado fue abolido en la Cruz del Calvario, pero debe notarse que el sábado existe desde antes de la entrada del pecado al mundo. Este día no fue creado como un símbolo o sombra de la Cruz, sencillamente porque fue instituido cuando la humanidad todavía no tenía necesidad de la Cruz redentora. Su verdadero propósito era servir como un monumento perpetuo de la Creación y del Creador. Si el hombre no hubiera pecado, habría guardado el sábado por la eternidad sin ningún problema.
Verdades explícitas
Dios reposó. El reposo de Dios no tiene que ver con cansancio, pues Isaías dice que el Dios creador “no desfallece ni se fatiga con cansancio” (Isa. 40:28). Entonces, ¿por qué descansó? Porque estaba creando un modelo de conducta para sus hijos. El primer sábado Dios reposó, y a partir de ahí esperaba que el ser humano imitara su ejemplo. Es lo mismo que Dios espera de sus hijos hoy: que, dejando de lado todas las actividades seculares, se dediquen cada sábado a la comunión íntima con él (Éxo. 20:8-11).
Dios lo bendijo. Es un día que recibió el favor de Dios, y en él podemos gozar de las bendiciones especiales que Dios desea otorgar a aquellos que creen en él y son obedientes a su Palabra.
Dios lo santificó. El término “santificar” significa “apartar para un uso santo”. Muchos afirman que todos los días son santos, pero el texto muestra que solo el sábado goza de esta característica especial. Si bien los otros días de la semana son iguales al sábado en que tienen 24 horas, en que en todos sale el sol y se pone, y en que en todos los días alabamos a Dios, el sábado es diferente porque es un tiempo santo, separado por Dios para la comunión íntima con él. Debemos cuidar de no pisotear aquello que Dios santificó (Isa. 58:13, 14).
Conclusión
Génesis 2:1 al 3 contiene muchas enseñanzas respecto del sábado que debemos estudiar para comprender en plenitud el propósito original de Dios al separar el séptimo día como un tiempo especial. Él no estaba separando el día solo como un monumento de su obra creadora, sino también como un tiempo en el que él y sus hijos pudieran tener comunión más plena e íntima. Ese propósito original no ha cambiado, y puede ser nuestro cada sábado.
Interesante Artículo
Interesantisimo Artículo, me gustó mucho