De las tres interpretaciones principales, solo una tiene el respaldo bíblico.
En Apocalipsis 20 se menciona un período de mil años, que ha sido interpretado de maneras diferentes. Las tres principales son: el amilenialismo, que enseña que no hay un milenio literal, sino que toda la Era Cristiana puede ser vista como tal; el posmilenialismo, que afirma que la segunda venida de Cristo se dará después del milenio; y el premilenialismo, que sostiene que la Segunda Venida se produce al inicio del milenio.
¿Cuál es la interpretación correcta?
La hermenéutica adecuada para analizar el milenio debe considerar la secuencia que existe entre Apocalipsis 19 y 20. Las explicaciones distorsionadas aparecen cuando se descuida este contexto. Veamos un bosquejo de los eventos que conforman el milenio según estos capítulos, a la luz de otras secciones bíblicas.
1. La Tierra quedará en un estado de desolación durante mil años. Esto se da porque los enemigos de Cristo son muertos en ocasión de la Segunda Venida (Apoc. 19:11-21). Los muertos justos resucitan y, junto a los justos vivos, van al cielo con Cristo (1 Tes. 4:13-18). Son los que participan de “la primera resurrección” (Apoc. 20:4, 6). ¿Y los impíos muertos? No resucitarán sino hasta el final de los mil años (20:5). Con los impíos muertos y los justos en el cielo, la Tierra queda desolada y vacía. En este contexto, no hay ninguna evidencia de que Cristo reinará sobre la Tierra durante el milenio.
2. Satanás será atado y arrojado al abismo durante mil años: “Vi a un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. Prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Lo arrojó al abismo, lo encerró” (Apoc. 20:1-3). Debido a que la Tierra tendrá un cuadro semejante al del inicio de la Creación, es este el abismo al que se hace referencia (ver Gén. 1:2). Antes de traer “los cielos nuevos y la tierra nueva”, Dios lleva al planeta a su estado original. Satanás será arrojado a esta Tierra desolada. Y se dice que queda “atado” porque, con los impíos muertos y los justos en el cielo, no tendrá a quien tentar.
3. ¿Qué harán los santos en el cielo?: “Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar […] los que no […] recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años” (Apoc. 20:4). Los santos juzgarán al mundo y a los ángeles rebeldes (1 Cor. 6:2, 3). Este juicio no decide quién se salva o no, pues los justos ya están en el cielo; y los impíos, muertos. Solo demostrará que Dios fue justo en su criterio. Solo después de que su justicia sea reivindicada, Dios destruirá para siempre el mal.
4. La Ciudad de Dios descenderá del cielo al final de los mil años. Apocalipsis 20 no declara explícitamente que la Ciudad de Dios descenderá a la Tierra, pero así será, porque en el versículo 9 se la presenta en la Tierra al final del milenio. El descenso de la Nueva Jerusalén sí está registrado en Apocalipsis 21:2: “Vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo”.
5. Cuando se cumplan los mil años, Satanás será suelto de su prisión y los impíos muertos resucitarán (Apoc. 20:5, 7).
6. Satanás engañará a los perdidos para atacar a la Ciudad en la batalla final. “Su número es como la arena del mar” (20:8). Al ver la enorme multitud de perdidos, él hará el último intento de atacar el Reino de Dios.
7. Llega el final: “Y rodearon […] la ciudad amada; pero de Dios descendió fuego del cielo y los consumió” (Apoc. 20:9). Los impíos serán juzgados “según sus obras”, y al final serán destruidos por haber rechazado a Cristo y su gracia salvadora (20:11-15).
Conclusión
No hay dudas de que la versión bíblica del milenio es el premilenialismo. Al final del milenio, el dolor y el sufrimiento terminarán para siempre, y el pueblo de Dios vivirá en íntima armonía con su Creador en la Tierra Nueva, por toda la eternidad (21:1-5). ¿Ya aceptaste a Cristo como tu Salvador? Hazlo. ¡Aún estás a tiempo!
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