Consejos ideales para esta época, en la que abundan múltiples y novedosas interpretaciones de la Biblia.
Dios no ha pasado por alto a su pueblo ni ha elegido a un hombre solitario aquí y otro allí como los únicos dignos de que les sea confiada su verdad. No da a un hombre una nueva luz contraria a la fe establecida del cuerpo. En todas las reformas se han levantado hombres que aseveraban esto. Pablo amonestó a la iglesia de su tiempo: “Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos tras sí” (Hech. 20:30). El mayor daño que pueda recibir el pueblo de Dios proviene de aquellos que salen de él hablando cosas perversas. Por su medio queda vilipendiado el camino de la verdad.
Nadie debe tener confianza en sí mismo, como si Dios le hubiese dado una luz especial más que a sus hermanos. […] Uno acepta alguna idea nueva y original que no parece estar en conflicto con la verdad. Se espacia en ella hasta que le parece que está revestida de belleza e importancia, porque Satanás tiene poder para dar esa falsa apariencia. Al fin llega a ser el tema que lo absorbe todo, el único gran punto alrededor del cual gira todo, y la verdad queda desarraigada del corazón. […]
Hermanos, como embajadora de Cristo, los amonesto a que desconfíen de estas cuestiones laterales, que tienden a distraer la mente de la verdad. Nunca el error es inofensivo ni santifica, sino que siempre es peligroso, y produce confusión y disensión. El enemigo ejerce gran poder sobre las mentes que no están cabalmente fortalecidas por la oración y establecidas en la verdad bíblica. Hay mil tentaciones disfrazadas y preparadas para aquellos que tienen la luz de la verdad; y la única seguridad para cualquiera de nosotros consiste en no recibir ninguna nueva doctrina, ninguna nueva interpretación de las Escrituras, sin someterla primero a hermanos de experiencia. Presénteselas con un espíritu humilde y dispuesto a recibir enseñanza, con ferviente oración, y si ellos no la aceptan, aténganse a su juicio; porque “en la multitud de consejeros hay salud” (Prov. 11:14).
Satanás está trabajando constantemente; pero pocos tienen idea alguna de su actividad y sutileza. El pueblo de Dios debe estar preparado para resistir al astuto enemigo. Esta resistencia es lo que Satanás teme. Él conoce mejor que nosotros el límite de su poder, y cuán fácilmente puede ser vencido si lo resistimos y le hacemos frente. Por la fuerza divina, el santo más débil puede más que él y todos sus ángeles, y si se lo probase podría mostrar su poder superior. Por lo tanto, los pasos de Satanás son silenciosos; sus movimientos, furtivos; y sus baterías, enmascaradas. Él no se atreve a mostrarse abiertamente, no sea que despierte las energías dormidas del cristiano, y lo impulse a ir a Dios en oración. […]
El objetivo de Satanás es deshonrar a Dios, y obra con todo elemento no santificado para lograr este designio. Los hombres a quienes usa como instrumentos para hacer esta obra son cegados, y no ven lo que están haciendo hasta que están tan profundamente envueltos en la culpabilidad que piensan que ya sería inútil tratar de recobrarse y, arriesgándolo todo, continúan en la transgresión hasta el amargo fin.
Satanás espera envolver al pueblo remanente de Dios en la ruina general que está por sobrevenir a la Tierra. A medida que la venida de Cristo se acerque, será más resuelto y decidido en sus esfuerzos para vencerlo. Se levantarán hombres y mujeres profesando tener alguna nueva luz o alguna nueva revelación que tenderá a conmover la fe en los antiguos hitos. Sus doctrinas no soportarán la prueba de la Palabra de Dios, pero habrá almas que serán engañadas. Harán circular falsos informes, y algunos serán prendidos en esta trampa. Creerán estos rumores, y a su vez los repetirán, y así se formará un vínculo que los ligue con el gran engañador. Ese espíritu no se manifestará siempre desafiando abiertamente los mensajes que Dios envía; pero un decidido descreimiento se expresa de muchas maneras. Cada declaración falsa alimenta y fortalece ese descreimiento, y por este medio muchas almas serán inclinadas en la dirección errónea.
No podemos ejercer demasiado cuidado contra toda forma de error, porque Satanás está tratando constantemente de apartar a los hombres de la verdad.
Texto extraído de Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 110-115.
Muy interesante el artículo gracias por compartirlo Dios bendiga este Ministerio de las publicaciones