Un grupo internacional de paleontólogos investiga el rico registro fósil en Bolivia, con un impacto que trasciende el ámbito meramente académico.
Por Giannina Invernizzi.
Cinco horas después de salir de Cochabamba, Bolivia, todavía seguimos recorriendo los 150 kilómetros que conforman el sinuoso camino que nos introduce en uno de los paisajes más remotos e impresionantes que alguna vez haya conocido. Grandes y escarpados barrancos de vivo color rojizo nos abrazan de ambos lados. Un río corta el paisaje y hace que el recorrido por el angosto sendero de tierra suelta, y solo apto para vehículos 4×4, sea menos tortuoso al seguir la brecha formada por su cauce.
Con nosotros se encuentra un equipo especializado de la Universidad Adventista de Bolivia (UAB) y el Dr. Raúl Esperante, biólogo y doctorado en paleontología, miembro del Geoscience Research Institute (GRI), con sede en Loma Linda, California, Estados Unidos.
Oriundo de España, el Dr. Esperante ha visitado todos los continentes del mundo realizando charlas y presentando sus investigaciones en congresos científicos, universidades y escuelas. Pero lo que le reportó reconocimiento internacional en el ámbito científico son sus investigaciones sobre las numerosas ballenas fósiles enterradas en el corazón del árido desierto de Ica, en las rocas de la llamada Formación Pisco, al sur del Perú.
La pregunta inicial de la expedición es simple: ¿cómo es que tantos cetáceos se hallan fosilizados en una misma área? ¿Qué condiciones se dieron en el pasado, para que allí vivieran tantas ballenas, murieran y quedaran enterradas en las capas de sedimento? Estos incisivos cuestionamientos y los posteriores descubrimientos han tenido un gran impacto en la comunidad científica internacional. Usando los métodos de trabajo científico comunes entre los paleontólogos, el Dr. Esperante ha presentado evidencia que permite interpretar los fósiles y las rocas de una manera compatible con la visión bíblica del tiempo y la vida en la Tierra.
Desde su primera visita en 2014 al Parque Nacional Torotoro, en Bolivia, Esperante quedó encantado con las maravillas naturales, geológicas y paleontológicas del lugar. Pero lo que le sorprendió fue la escasez de investigaciones realizadas allí. Esto despertó mucho más que su curiosidad científica, surgiendo en su corazón un sentido de responsabilidad ante tanto conocimiento que esperaba silenciosamente ser descubierto.
Lo que en algún momento fue un deseo, hoy se ha convertido en una realidad. Hasta aquí, el Dr. Esperante ha logrado poner en marcha algunos proyectos en colaboración con la UAB: investigaciones sobre pisadas de dinosaurios y otros fósiles, las rocas que los contienen, publicaciones científicas de nivel internacional y la apertura del Centro de Investigaciones de la Naturaleza en la Universidad Adventista de Bolivia; todo ello, inspirado en una interpretación fundamentada en el registro bíblico.
En la actualidad, este es el mayor centro de estas características en toda Latinoamérica, y tiene como objetivo poner a disposición del público general conocimientos científicos e incentivar la investigación. El lugar fue cuidadosamente diseñado para recibir a grupos escolares y compartir con ellos conocimientos relacionados con dinosaurios y otros fósiles, desde una perspectiva consistente con el registro histórico bíblico.
Al encuentro de los dinosaurios
Nuestra presencia en Torotoro tiene que ver con el Dr. Raúl Esperante. Vinimos hasta aquí atraídos por su descripción entusiasta, convencidos de que en este lugar encontraremos el «parque Jurásico de Sudamérica». Nada más ideal para poder desarrollar de forma atractiva, interesante y relevante una serie de videos documentales sobre los dinosaurios, que producimos para el programa “Orígenes”, de la TV Nuevo Tiempo.
Ya era de noche cuando arribamos a la ciudad de Torotoro. Y si bien estábamos cansados por el ajetreado camino, nos sentíamos ansiosos por volver a ver salir el sol al día siguiente y, al fin, tener una imagen completa de este «paraíso paleontológico».
«Saldremos de madrugada», nos alertó el Dr. Esperante. «Tenemos que salir a tiempo para aprovechar al máximo la luz del día, porque el mejor momento para ver las huellas es cuando los primeros rayos de sol se reflejan en diagonal sobre ellas».
No podía creerlo. Huellas de… ¡dinosaurios! ¡De verdad! En medio del trajín de los últimos meses de preproducción, investigación, escritura de guiones e incluso horas de viaje hasta allí, recién ahora estaba pudiendo procesar lo que estaba ocurriendo. A horas de mi primer encuentro con estas intrigantes marcas que evidencian el paso de estos seres fascinantes sobre este mismo suelo en el pasado, comencé a intentar comprender lo que realmente ocurría. Había visto las fotos, leído los artículos científicos y visitado los museos, pero la verdad es que nada podía prepararme para lo que vería allí.
El despertador sonó a las 4:30, y rápidamente nos despertamos, preparamos nuestros equipos, desayunamos y partimos hacia el lugar. Sorprendentemente, el primer sector que visitamos era mucho más cercano y accesible de lo que imaginaba, a solo pasos del centro del pueblo de Torotoro. Bajamos del auto, cruzamos un arroyo torrentoso saltando de piedra en piedra, salimos del surco formado en el terreno por los cambios de nivel del arroyo, que ocurren mayormente en el verano tras el aumento de los niveles de agua por los deshielos. Y entonces finalmente vimos las huellas, sobre una cuesta levemente empinada en la ladera del cerro.
La cantidad de huellas y la variedad de especies representadas hace aún más difícil imaginar toda la actividad que ocurrió alguna vez sobre este suelo, ahora aparentemente silencioso. Están por todos lados. Huellas individuales y secuencia de ellas, algunas en recorridos de decenas de metros. Hay huellas registradas en diferentes capas de sedimento. Algunas miden tan solo algunos centímetros y otras, particularmente las de los Saurópodos, pueden medir hasta 50 centímetros de diámetro y varios de profundidad.
Es impresionante lo que un ojo bien entrenado (o en nuestro caso, una mirada bien orientada) puede interpretar sobre estas marcas en la roca. De una buena secuencia de huellas se pueden extraer datos tan exactos como el peso, la altura y la velocidad del animal que las dejó a su paso. Algunas son tan detalladas que pueden distinguirse claramente las marcas de las uñas y la piel, lo que permite una descripción aún más profunda sobre las características de estos seres, que hasta hace poco tiempo apenas conocíamos.
El mismo sedimento en el que quedaron registradas las pisadas, también contiene información en cuanto al tiempo y la forma en los que se dio el proceso de fosilización. Esto es particularmente importante para comprender estos hallazgos desde un contexto temporal consistente con la cronología bíblica.
Dinosaurios en Bolivia
Al contrario de lo que algunos puedan llegar a pensar, la investigación sobre los dinosaurios se basa en mucho más que algunos huesos fosilizados desenterrados en algún lugar aislado. Existen fósiles de dinosaurios distribuidos por todo el mundo, con especial abundancia en China, Estados Unidos y la Patagonia argentina.
Pero esto no se debe tan solo a las condiciones geológicas y de fosilización del lugar. Los numerosos hallazgos en esos países se deben también a que hay muchos más paleontólogos trabajando allí. En el caso de Bolivia, se conocen pocos fósiles de huesos de dinosaurios; no obstante, en contrapartida, podemos encontrar decenas de miles de pisadas fósiles. Esto convierte a este país, ubicado en el corazón de América del Sur, en uno de los mayores depósitos de este tipo particular de fósiles en el mundo.
Sin embargo, la historia de los dinosaurios oculta en las rocas de Bolivia aún está a la espera de científicos dispuestos a investigar, hacer preguntas y descubrir los misterios que tiene para revelar.
Es en este contexto que la influencia del Dr. Raúl Esperante crece en el lugar, tanto en el aspecto académico como también social. Con sus años de experiencia y su espíritu incansable, ha adoptado la causa de los dinosaurios en Bolivia, y lentamente los resultados han comenzado a surgir.
En la actualidad, se encuentran tres equipos de investigación trabajando activamente en coordinación en el Parque Nacional Torotoro y dirigidos por el Dr. Esperante. Estos tres equipos están compuestos por profesores y alumnos provenientes de Estados Unidos, España, Argentina, Perú y Colombia, y por supuesto, de la Universidad Adventista de Bolivia, representada por tres investigadores.
Cada equipo trabaja en una línea de investigación:
El primero, liderado por el Lic. en Geología Fabián Figueroa, estudia las capas sedimentarias y formaciones geológicas en la región. Su objetivo es estudiar los sedimentos y descubrir cómo se formaron sus capas, por qué tienen fósiles, cuánto tiempo requirió la formación de las capas y cuál es el origen de esos fósiles. Figueroa es el profesional que reside más cerca del lugar, y desempeña las funciones de profesor e investigador en la Universidad Adventista de Bolivia.
El segundo grupo es dirigido por el Dr. Roberto Biaggi, quien investiga los estromatolitos que aparecen en algunas de las capas sedimentarias. Estos fósiles, que se interpretan como formados por cianobacterias, podrían implicar una formación extremadamente lenta. Un estudio más minucioso de estos fósiles podría arrojar nueva luz sobre la cronología y el desarrollo de esta cuenca sedimentaria.
Un tercer grupo, orientado por Dr. Esperante, estudia las pisadas de dinosaurio, particularmente en el sector del Parque Nacional conocido como Carreras Pampa. Al principio de la investigación, los responsables del parque afirmaron que en el lugar existían aproximadamente unas 400 pisadas. Pero tan solo en dos semanas de investigación, Esperante y su equipo consiguieron identificar 2.550 pisadas, agrupadas en 184 pistas y clasificadas en 5 tipos de preservación. En un primer momento se pensaba que las pisadas afloraban en apenas tres áreas del parque, pero los investigadores del equipo han hallado múltiples pisadas en varias áreas hasta ahora desconocidas.
Un hallazgo particularmente interesante es el de decenas de marcas de arrastre dejadas por las colas de dinosaurios sobre el sedimento. Esto podría transformar a Torotoro en uno de los lugares con más marcas de colas de dinosaurios en el mundo hasta el momento.
Además del arduo trabajo de los investigadores, las grandes inversiones de tiempo y dinero de la Universidad Adventista de Bolivia, los costos de la investigación y del Centro de Estudios de la Naturaleza se financiaron con ayuda del Geoscience Reserch Institute y el Faith and Science Council, dos instituciones pertenecientes a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Esta generosa inversión en la investigación científica representa una firme declaración sobre la importancia que tiene para la iglesia la búsqueda de la verdad sobre el pasado de nuestro mundo. No solo seguimos a Jesucristo, «el camino, la verdad y la vida»(Juan 14:06), él también promete a sus seguidores que «conocerán la verdad y la verdad los hará libres»(Juan 8:32).
En el caso de Torotoro, la búsqueda como seguidores de Cristo de la verdad sobre los dinosaurios está impactando mucho más que en el conocimiento científico. A medida que las investigaciones trascienden, su impacto también se ve reflejado en otros factores tan cotidianos como indispensables para los habitantes de esta localidad.
Un gran impacto social
Otro aspecto muchas veces desconocido de la investigación científica, particularmente cuando nos referimos a lugares poco explorados, como es el caso del Parque Nacional Torotoro en Bolivia, es el impacto que estudios como estos generan en la comunidad.
Aunque la riqueza geológica y paleontológica de esta región es inmensa, la mayoría de sus habitantes apenas sobrepasa el estado de subsistencia. En una zona de tan difícil acceso, incluso necesidades básicas como alimentación, salud, trabajo y educación pueden estar comprometidas. El hecho de que el nombre de este pequeño poblado comience a resonar entre investigadores, turistas y compatriotas impacta positivamente sobre el desarrollo económico de la región. Esto fue reconocido por el alcalde del municipio de Torotoro, Eliodoro Uriona Pardo, quien en agosto pasado entregó, en un acto público, la medalla de honor del pueblo al Dr. Esperante, en reconocimiento y gratitud por los beneficios que los programas de investigación están trayendo a la comunidad.
Tras su participación activa en este proyecto, la reputación de la Universidad Adventista de Bolivia (UAB) y su influencia en la sociedad también están creciendo. Esto se vio reflejado durante el fin de semana en el que se realizó el encuentro anual del Geoscience Research Institute Committee (GRICOM) en Cochabamba. En este evento, varios de los integrantes del comité tuvieron la oportunidad de presentar sus investigaciones y conocimientos a estudiantes, dirigentes de comercio, ministros de gobierno y personalidades académicas de Cochabamba.
Tras su paso por Cochabamba, los miembros del GRICOM tuvieron la oportunidad de ver por sí mismos los frutos del trabajo del equipo del Dr. Esperante en el desarrollo de las investigaciones científicas en la UAB. Inclusive, esta visita atrajo aún más la atención nacional e internacional sobre Torotoro, lo que incentivó la proyección de ideas como la construcción de un posible centro de influencia en el pueblo. Dicho establecimiento tendrá el objetivo de servir tanto a los residentes de Torotoro como a los visitantes que se dan cita en este lugar para disfrutar de sus bellezas naturales, culturales y científicas.
El impacto de las reuniones del GRICOM continuó hasta el final de su visita a Bolivia, con el amable reporte realizado por el presidente de este país, Evo Morales, por el ministro de Energía, y una reunión de despedida en Cochabamba con el viceministro de Relaciones Exteriores. (FOTO 7: Integrantes del GRICOM visitan el Parque Nacional Torotoro)
«Es fácil olvidar que la investigación en áreas donde nuestra fe bíblica y la ciencia convergen pueden tener beneficios muy prácticos», destacó el Pr. Artur Stele, vicepresidente de la Asociación General y miembro del GRICOM. «Estamos encantados de apoyar esta investigación, y ver no solo los beneficios prácticos que esta trae para la UAB y la gente de Torotoro, sino también a la Iglesia Adventista en nuestra meta de hablar al mundo sobre nuestro Creador y Redentor», concluyó.
De primera mano
La oportunidad de vivir esta experiencia avivó en mí el deseo de compartir con los demás todas las maravillas que vi y las lecciones que aprendí. Poder ver y tocar estos testigos directos de la presencia de los dinosaurios me hizo pensar aún más en cuánto conocimiento damos por sentado, ignoramos, o a veces, incluso, preferimos no saber. Estoy convencida de que un mayor contacto con el conocimiento científico serio, con un abordaje crítico y sincero, puede tener el mismo efecto en muchos otros, sin importar su profesión o su familiaridad con el mundo científico.
En un mundo de realidades relativas y mensajes ambiguos, la búsqueda de una Verdad única y definitiva resulta impopular. Durante décadas, la investigación científica creacionista ha recibido fuertes ataques por parte de la comunidad intelectual, y esto ha desanimado a algunos, que optaron finalmente por esconder sus creencias o inclusive dejar de lado su fe. Pero esto no tiene por qué ser una razón para desanimarnos o, llevándolo al extremo, temer a la ciencia.
Si bien aún existen algunos que pueden considerar menos importantes las investigaciones relacionadas con la naturaleza, como la paleontología, la biología y la geología, y considerarlas “peligrosas” por contener en ellas presupuestos que son aparentemente opuestos a una cosmovisión cristiana de los orígenes, es fundamental recordar que la actividad científica seria y rigurosa no es incompatible con la fe cristiana.
La verdad con minúscula es que aún quedan muchas preguntas sin respuestas, pero esto no excluye el hecho de que la Verdad con mayúscula exista.
Desincentivar el trabajo de investigación por miedo a los resultados implica desconfiar de lo que podríamos descubrir. Pero Dios no es un Dios de tinieblas, de ignorancia o pasividad. El Creador nos invita a trabajar e investigar activamente para conocer en profundidad sus obras maravillosas, y aunque en la actualidad la antigua gloria del mundo natural esté velada por el pecado, comprender que aún es posible reconocer la mano de su Diseñador en él. Por eso, si realmente confiamos en que Dios es el Creador del Universo, ¿por qué temer al mensaje contenido en la obra de sus manos?
Giannina Invernizzi es periodista y Lic. en Comunicación Social. Oriunda de Argentina, trabaja como productora, guionista y presentadora en la Red Nuevo Tiempo ubicada en San Pablo, Brasil.
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