El último capítulo de Daniel anuncia el final del Gran Conflicto cósmico. El capítulo se inicia con la expresión: “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo” (Daniel 12:1, RV95). El contexto histórico en que sucederán estos eventos debe ser entendido a la luz de la expresión “en aquel tiempo”. Obviamente, para entender a qué tiempo se está refiriendo el texto bíblico es necesario revisar los versículos anteriores del pasaje. Así, en Daniel 11:40 se lee: “Y al tiempo del fin” (LBLA).
Como Adventistas, creemos que “el tiempo del fin” aquí anunciado remite al año 1798 d.C., tiempo en que se acaba la supremacía papal (ver Dan. 7:25). Así, Elena de White declara: “Pero desde 1798 el libro de Daniel ha sido desellado”,1 haciendo referencia a Daniel 12:4, que dice que el libro de Daniel será desellado (es decir, entendido) en el tiempo del fin.
«Jesucristo aparece para salvar a su pueblo en medio de la gran tribulación, cual nunca hubo antes”.
Con esta consideración, la aparición de Miguel sucede durante el tiempo del fin, es decir, en algún momento después de 1798. Daniel 11 también anuncia momentos de crisis global, en los que la “Tierra Hermosa” (Dan. 11:41, LBLA) y el “monte glorioso y santo” (Dan. 11:45, LBLA) se ven envueltos. Estas referencias indican ataques contra el pueblo de Dios y el ministerio sumosacerdotal de Cristo en su Santuario celestial (ver Dan. 7:25; 8:14; Heb. 8:1, 2; 9:11).2 Esto nos lleva a considerar que la aparición de Miguel sería después del 22 de octubre de 1844, ya que en esa fecha se dio inicio al Juicio Investigador en el Santuario celestial, y cuando aquel termine, entonces se manifestará Miguel.
Otro elemento por definir es la identidad de Miguel. Este personaje aparece en dos ocasiones más en el texto bíblico fuera de Daniel. Primero, Judas 9 sostiene que Miguel contendía contra Satanás por el cuerpo de Moisés, y es llamado arcángel, en griego archángelos (ἀρχάγγελος). Este vocablo griego significa “jefe de los ángeles”.3 Segundo, en Apocalipsis 12:7 se dice que Miguel y sus ángeles luchan contra el dragón y sus ángeles, afirmando la idea de que es el jefe de los ángeles. Del mismo modo, Miguel lucha contra Satanás. Este personaje no es otro que Jesús, quién “con voz de arcángel […] descenderá del cielo” (1 Tes. 14:16, RV95; Juan 14:1-3). A esto se puede añadir que el nombre Miguel, en hebreo Micael (לאכימ), significa “quien es como Dios”;4 y según la Escritura, Cristo Jesús, “siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse” (Fil. 2:5, 6, RV95). Por lo tanto, Miguel es Jesús, el Cordero inmolado.
Jesucristo aparece para salvar a su pueblo en medio de la gran tribulación, cual nunca hubo antes en la historia de la Tierra (Dan. 12:1). En aquel tiempo, un tiempo posterior a 1844, cuando se termine el Día de Expiación escatológico, Cristo aparecerá para liberar definitivamente a su pueblo remanente. En aquel tiempo, Cristo dará la victoria final sobre el pecado y en favor de sus fieles, ya que muchos resucitarán para vida eterna (Dan. 12:2; 1 Tes. 4:16, 17; Apoc. 20:1-6).
El libro de Daniel comenzó con una batalla terrenal entre Jerusalén y Babilonia. Esa batalla la ganó Babilonia. Sin embargo, al final del libro, la batalla final la gana el Cordero de Dios, liberando a su pueblo de la opresión del pecado y sus consecuencias. Que el Señor te acompañe mientras disputas la batalla de la fe. No desistas. Al igual que Daniel, con Dios “te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días” (Dan. 12:13, RV95). ¡Maranata!RA
Referencias:
1 Elena de White, El conflicto de los siglos (Nampa, ID: Pacific Press, 1954), p. 405.
2 Esto indica que los poderes aquí referidos implican las acciones religiosas del cuerno pequeño y los poderes políticos que en el tiempo del fin se confabularán para perseguir al pueblo de Dios (cf. Apoc. 13:5-7, 15-17).
3 Johannes P. Louw y Eugene A. Nida, eds., Greek-English Lexicon of the New Testament: Based on Semantic Domains, s.v. “ἀρχάγγελος”.
4 Francis Brown, S. R. Driver y Charles A. Briggs, eds. The Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon, s.v. “לאכימ”.
Que grandiosas promesas que refrescan nuestra alma de honda gratitud a nuestro Dios, cuya soberanía y autoridad suprema resultan indiscutibles a la luz de su Palabra, y renuevan nuestras fuerzas para seguir luchando la batalla de la fe. Al Creador, y solamente a El, sea la honra, la gloria y la adoración por los siglos de los siglos. Amen.