Quizás este comienzo de año pueda ser la excusa perfecta.
«Así, aun cuando las circunstancias pueden ser atenuantes o incluso condicionantes, nunca son coartantes. Siempre tenemos más de una elección”.
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, afirma el poeta sevillense Antonio Machado. Es que en la vida del cristiano existe trayectoria, pero no mapas detallados. Sabemos hacia dónde vamos, pero hacemos camino con cada decisión que tomamos.
En cada esquina hay una encrucijada, y cada encrucijada implica una decisión. Así, la vida es una sucesión de decisiones que tomamos. A veces, son decisiones informadas y meditadas, y avanzamos un pasito más hacia el objetivo de la vida cristiana. Otras, son impulsivas y furtivas, que nos dirigen a caminos sin salida, a vueltas inútiles, a laberintos interminables.
Lo sé, en cada decisión, el contexto es clave. A veces, nos toca bailar con la más fea, nos lleva la peor parte, nacimos estrellados (en contraposición a los que nacieron “con estrella”), nos tocaron las peores cartas, nos pasan todas, no pegamos una y todo nos viene mal. En muchas ocasiones, la vida arrasa como una marea de olas gigantescas que no deja nada en pie, incluyendo nuestras convicciones. Pero, al fin de cuentas, recordemos que somos lo que hacemos con lo que se nos da.
Desde el punto de vista bíblico, nuestra vida no está predeterminada. No existe un destino cruel por el que estamos obligados a transitar. No hay fatalismos. Podemos carecer de todo, pero aun nos queda ese don inigualable que Dios puso en nosotros que es el libre albedrío. Un don tan valioso para Dios que estuvo dispuesto a enviar a su Hijo a morir en una cruz antes que vulnerarlo.
De esta manera, aun cuando las tenemos todas en contra, o no tenemos nada, todavía nos queda lo más valioso que nos hace ser imagen de Dios: nuestra capacidad de decidir. Y es que siempre, siempre, existe más de una elección.
Nunca estamos obligados a tomar el mal camino, ni a continuar en él. Así, aun cuando las circunstancias pueden ser atenuantes o incluso condicionantes, nunca son coartantes. Siempre tenemos más de una elección, y siempre estamos en condiciones de elegir lo bueno, el bien, la vida.
No sé cómo te dejó 2017. No sé si perdiste el rumbo, si estás empantanado o si desbarrancaste, pero el comienzo arbitrario (impuesto por un calendario) de un nuevo año puede darte la excusa perfecta para detenerte un momento y recobrar el rumbo. No estás obligado a seguir por mal camino. Este primero de enero puede ser un punto de inflexión por el solo hecho de recobrar lo que pensabas perdido: tu capacidad de decidir.
Porque el que afirmó: “¡Miren, hago nuevas todas las cosas!” (Apoc. 21:5, NTV) también prometió: “Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28:20, NTV). Y, aunque es cierto que hay oportunidades que ya no volverán (“al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”, decía el poeta), siempre tenemos en nuestro poder la capacidad de decidir comenzar un camino nuevo junto a Jesús.
Y, así como reza el remanido dicho: “Hoy puede ser el primer día del resto de tu vida”, este primero de enero en verdad puede ser el primer día, pero del resto de la vida eterna que Dios nos ofrece hoy. La encrucijada está planteada: ¿qué camino eliges? RA
me gusto su exposicion en cuanto a lo que usted presenta que tenemos un camino , cuando vamos a cruzar una calle vemos varias esquinas, la de arriba, la de los lados , o hacia abajo dependiendo por donde llegar en el menor tiempo posible, uno de ellos nos lleva a la vida eterna , y el otro a la perdicion , el camino angosto nos lleva al lugar seguro a la Presenciaa de Cristo, y el otro nos lleva a la muerte eterna, en pocas palabras ,la decision es nuestra que camino debo tomar . .Dios bendiga su Palabra ,