¿Cómo deberíamos relacionarnos con el mundo virtual? ¿Debemos huir de los riesgos o encarar las oportunidades?”
Todo comenzó el 29 de octubre de 1969, cuando el profesor Leonard Kleinrock, de la Universidad de California, envió el primer correo electrónico. Después de 35 años, en 2004, sucedió otro gran paso: el turco Orkut Büyükköten, Ingeniero en Software, lanzó una plataforma interpersonal innovadora: Orkut, una de las primeras redes sociales de la historia. No perduró por mucho tiempo, pero abrió las puertas a un mundo nuevo, y en menos de una década cambió la forma de comunicarse.
Internet es realmente un verdadero fenómeno de la comunicación. Y lo demuestra la velocidad con que alcanzó a un público de 50 millones de personas. La radio demoró 38 años, la televisión necesitó 13 años; e Internet, solamente 4. Su alcance llegó a los extremos de la Tierra, desde el monte Everest, donde hay señal de teléfono e Internet 3G, hasta Noruega, donde todos los presos tienen acceso a Internet en sus celdas.
Los números impresionan: son 3.200 millones de personas con acceso a la Red (mayormente desde un celular), lo que representa casi un 45% de la población mundial. Los usuarios de redes sociales como Facebook y Twitter pasarán conectados un 10% de su vida, según la revista London City Girl. Además, investigaciones de la revista Forbes indican que un tercio de las parejas recién casadas se conocieron en Internet.
El crecimiento fue rápido, tuvo un amplio alcance y una aceptación inmediata. Llegó a ser una necesidad prioritaria en la lista de muchas personas. Datos de enero de 2017 indican que solo en la República del Brasil un 66% de la población estaba conectada a Internet, y un 58% utilizaba las redes sociales. El promedio diario de tiempo mirando televisión es de 2 horas y 37 minutos, mientras que el uso de Internet ya llega a las 3 horas y 56 minutos, solamente en los dispositivos móviles.
En solo 48 años, que se cumplieron en octubre pasado, Internet ha logrado una revolución. Pero todavía genera opiniones divididas. ¿Cómo deberíamos relacionarnos con el mundo virtual? ¿Debemos huir de los riesgos o encarar las oportunidades? Nuestro desafío no es procurar ignorarla, sino aprender a usarla correctamente, siempre para edificar, y nunca para herirse a sí mismo o lastimar a otros.
Las oportunidades son muchas, y fáciles de identificar. Cuando se la usa bien, Internet acerca a las personas, rompe barreras de tiempo, cultura y lugar, y conecta a todo el planeta en un solo clic; informa en tiempo real y hace accesibles los más diversos contenidos; facilita la predicación del evangelio, al hablar el lenguaje de las nuevas generaciones. Por esta razón, la iglesia ha buscado aprovechar estas oportunidades con páginas, blogs, canales de videos, transmisiones on-line, redes sociales y aplicaciones.
También existen valiosas iniciativas individuales, llevadas adelante por miembros de iglesia que, con buenas intenciones y equilibrio, han usado los recursos virtuales para cumplir la misión. Incontables personas han sido impactadas, y ya perdimos la cuenta de los bautismos que surgieron por un contacto a través de Internet.
Pero también existen graves riesgos que deben ser evitados, para no comprometer la pureza, el equilibrio, y la salvación misma. El mayor de ellos es el contenido indebido, que se encuentra tan accesible y que facilita el camino a tentaciones más fuertes. El exceso de distracciones nos roba el tiempo o nos dificulta concentrarnos para tener comunión con Dios. La exhibición, que se revela por medio de un sinfín de selfies y la sobreexposición de la vida personal, revela las carencias más profundas del corazón. El aislamiento crea un mundo irreal, y nos aleja de las personas reales. Las opiniones apresuradas y desinformadas crean juicios precipitados, y provocan crisis innecesarias, hieren personas y, muchas veces, condenan a inocentes que no tienen posibilidades de defenderse. El desequilibrio y la agresividad revelan la depravación de personas que se esconden detrás de una pantalla para exponer toda la esencia de la maldad que hay en su corazón, y muchas veces lo hacen en el nombre de Dios.
No permitas que Internet sea un riesgo que te lleve a la destrucción o a tu propia perdición; úsala como una oportunidad para predicar con la velocidad que se requerirá en los últimos acontecimientos de la historia humana. RA
este link es muy interezante ya que es un medio que nos permite dar a conocer el evangelio de nuestro Señor jesucristo , a traves de este medio digital ya que podemos llegar a muchos hogares al mismo tiempo ,saludos .Dios bendiga esta labor