Cristo no solo es el centro de la Biblia, sino también del plan de salvación. En su encuentro con los discípulos camino a Emaús, “Jesús los guio por los escritos de Moisés y de todos los profetas, explicándoles lo que las Escrituras decían acerca de él mismo” (Luc. 24:27).[mfn]Todos los pasajes bíblicos fueron tomados de la versión Nueva Traducción Viviente.[/mfn] Así, por ejemplo, en el Antiguo Testamento Cristo es:
- La simiente de la mujer (Gén. 3:15).
- Mi Ángel (Éxo. 23:23).
- La Estrella de Jacob (Núm. 24:17).
- Profeta (Deut. 18:15, 18).
- Príncipe del ejército de Jehová (Jos. 5:14).
- Amigo más cercano que un hermano.(Prov. 18:24).
- Distinguido entre diez mil (Cant. 5:10).
- Dios fuerte, Padre Eterno (Isa. 9:6).
- Príncipe de paz (Isa. 9:6).
- Jehová, justicia nuestra (Jer. 23:5, 6).
- Hijo del Hombre (Dan. 7:13).
- Miguel, el gran Príncipe (Dan. 12:1).
- El Renuevo (Zac. 6:12).
- El Mensajero, el Ángel del Pacto (Mal. 3:1).
- El Sol de justicia (Mal. 4:2).
Es más, el Nuevo Testamento agrega a esta lista otra serie de nombres y títulos. Mencionamos algunos aquí, sin ser exhaustivos:
- El Verbo (Juan 1:1).
- El Cordero (Juan 1:29).
- El Pan de vida (Juan 6:35).
- La Luz del mundo (Juan 8:12).
- La Puerta del redil (Juan 10:7).
- El buen Pastor (Juan 10:11).
- La Resurrección y la Vida (Juan 11:25).
- El Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6).
- La Vid verdadera (Juan 15:1).
- La Roca (1 Cor. 10:4).
- El postrer Adán (1 Cor. 15:45).
- La Piedra del ángulo (Efe. 2:20).
- Jesucristo hombre (1 Tim. 2:5).
- Gran Sumo Sacerdote (Heb. 4:14).
- El Autor y Consumador de nuestra fe (Heb. 12:2).
- El Príncipe de los pastores (1 Ped. 5:4).
- Abogado (1 Juan 2:1).
- El Arcángel Miguel (Jud. 9).
- El León de la tribu de Judá (Apoc. 5:5).
- La Estrella de la mañana (Apoc. 22:16).
- Rey de reyes y Señor de señores (Apoc. 19:16).
Así, no es raro que en el Nuevo Testamento el apóstol Pablo declare la centralidad de Cristo en el plan de salvación: “Ahora Dios nos ha dado a conocer su misterioso plan acerca de Cristo, un plan ideado para cumplir el buen propósito de Dios. Y el plan es el siguiente: a su debido tiempo, Dios reunirá todas las cosas y las pondrá bajo la autoridad de Cristo, todas las cosas que están en el cielo y también las que están en la tierra. […] Dios ha puesto todo bajo la autoridad de Cristo, a quien hizo cabeza de todas las cosas para beneficio de la iglesia. Y la iglesia es el cuerpo de Cristo; él la completa y la llena, y también es quien da plenitud a todas las cosas en todas partes con su presencia” (Efe 1:9, 10, 22).
Después de 1888, Elena de White produjo una serie de libros totalmente cristocéntricos, como El discurso maestro de Jesucristo, El Deseado de todas las gentes, Palabras de vida del gran Maestro y, el más conocido de todos, El camino a Cristo. En esta pequeña pero poderosa obra, Elena de White detalla los principios básicos espirituales, enfatizando cómo Cristo, de principio a fin, es el centro de la vida cristiana exitosa: “Piensa en su amor, en la belleza y perfección de su carácter. Cristo en su abnegación, Cristo en su humillación, Cristo en su pureza y santidad, Cristo en su incomparable amor: este es el tema que debe contemplar el alma. Amándolo, imitándolo, dependiendo enteramente de él, es como serás transformado a su semejanza” (El camino a Cristo, p. 70).
El camino a Cristo cumple 125 años, pero su eficacia sigue intacta. Sigue señalándonos a Cristo, “el autor y consumador de la fe”, la “Rosa de Sarón”, el “Alfa y el Omega”. Por eso, al compartir este libro, estás ayudando a que otros encuentren al Salvador del mundo. RA
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