En memoria del legado del youtuber “Escarabajo Binario”.

El domingo 22 de septiembre, una generación de jóvenes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y de otras confesiones religiosas fue sacudida por la noticia del fallecimiento de Murilo Batista Ribeiro, conocido popularmente como “Escarabajo Binario”. Ese día él descansó en Cristo luego de haber luchado por casi dos años contra el cáncer.

Por eso quiero referirme a él en estas líneas. Si hoy sirvo a Dios con mi vida en el ministerio pastoral y estás leyendo esta columna, la vida de Muri y la de su familia es una de las grandes razones. Tuve el privilegio de crecer en la misma iglesia local que él (la Iglesia Adventista de Palermo, Buenos Aires, Argentina). Muri fue mi consejero en el Club de Conquistadores, fue quien me motivó a compartir a Jesús a través de las redes sociales abriendo mi canal de YouTube, fue con quien prediqué por primera vez en una iglesia, fue con quien tuve mi primer viaje evangelizador nacional e internacional, fue con quien compartí mi primera experiencia con las cámaras predicando… Muri fue como un “hermano mayor” que me ayudó a conocer a Jesús en la siempre compleja adolescencia.

Él no era perfecto, no estaba exento de luchas, ni tuvo ausencia de caídas; pero jamás intentó proyectar esa imagen, sino que se reconocía a él mismo como un pecador necesitado de la gracia de Cristo que buscaba llevar a otros pecadores hacia esa gracia que lo salvó. Ya que, como decía una de sus canciones favoritas, “cuando pienso en rendirme, recuerdo que Jesús insistió por mí”.

Esto lo reflejó en el propio nombre que adoptó en las redes: “Escarabajo Binario”. La explicación que él daba al respecto era esta: “Aunque te sientas chiquito e insignificante como un insecto, si te pones en las manos de Dios, él te puede usar para cosas grandes como decodificar la Biblia. Él te usará para que los demás entiendan que el lenguaje bíblico es binario. O sea, es cero o uno; es decir, o estás con Jesús o no lo estás”.

Muri comenzó compartiendo a Jesús en la plataforma de Twitter (actualmente llamada X), bajo el #Jesus140. Luego, en 2015, durante un congreso de jóvenes organizado por la iglesia en la Unión Argentina, hubo un concurso llamado “Bueno con las redes”. Muri participó de esta actividad, en la que debía realizarse un video con un máximo de dos minutos de duración relacionado con el lema del congreso. El video tuvo miles de visualizaciones, y ganó el concurso.

Al recibir el reconocimiento, el líder que le entregó el premio le dijo: “Tienes un ministerio por delante, no lo dejes”. Y ese fue el comienzo de “Escarabajo Binario”, haciendo de su talento su ministerio, porque él decía: “Si la gente está en las redes sociales, tenemos que estar ahí”.

Así, a partir del 28 de mayo de 2015 hasta hace un tiempo, publicó más de cien videos, con más de diez millones de visualizaciones entre todas las plataformas.

En su velatorio se recordaron las palabras que él siempre decía: “Cumplí mi propósito”. Y es que él siempre expresaba que su “sueño espiritual” era llegar al Cielo y que alguien le diga: “Estoy aquí por una publicación tuya”.

Por eso, aunque hoy esté muy triste, no tengo más que palabras de gratitud y admiración por la influencia de su ministerio, cuyo legado seguiré honrando para que, cuando nos encontremos en el Cielo con Jesús, sepa que su sueño no solamente se cumplió en mi vida, sino en la de cientos y miles de jóvenes alrededor del mundo por el efecto dominó que inició.

No quiero terminar esta entrega sin hacer eco de sus palabras: “En mi barca no hay oro ni espada, tan solo redes y mi trabajo. ¿Cuáles son tus redes?, ¿Cuál es tu trabajo? Te motivo a que tomes tus redes y tu trabajo, y pesques más almas para el Reino de Dios”.

Hoy, la esperanza que abraza a su familia, y especialmente a su esposa, Miranda Freire (“Miru”, para los amigos), que continuó firme a su lado aun enterándose de su diagnóstico antes de la boda y bien llamada por el propio Muri como “mi guerrera”.

Con ella y toda la familia de Muri, sabemos que, “si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él” (1 Tes. 4:14). Recuerda en tus oraciones a esta familia. Y, si tú también estás pasando por un momento de duelo (con el dolor y el sufrimiento que esto conlleva), mira a Jesús y sigue extendiendo este legado eterno. Porque, para quien muere en Cristo, la muerte no es un “adiós para siempre”; es solo un “hasta que Cristo vuelva”.

¿Estás usando tus dones para influir positivamente en otros y para predicar el evangelio?

¡Maranata!