MANO A MANO CON DWIGHT NELSON

18/03/2016

“ESCRIBIR UN SERMÓN ME LLEVA TODA LA VIDA”

[highlight ]Nació en Japón y vivió allí catorce años. Sus sueños de ser neurocirujano fueron modificados por la providencia divina. Así, se convirtió en un pastor mundialmente conocido por sus sermones y escritos, y es el autor de la devoción matutina de 2016. En este mes: Dwight Nelson. [/highlight]

“Volé toda la noche, así que si me duermo en la entrevista no te preocupes”, aclara cuando se presenta el Pr. Nelson, aunque su rostro denota jovialidad y lozanía porque vive feliz predicando el evangelio y mostrando la foto en su celular de su pequeña y hermosa nieta, llamada Ella.

Aunque está acostumbrado a los viajes (en la Universidad Andrews, donde trabaja como pastor y da clases, hay alumnos de casi todos los países del mundo que lo invitan a sus lugares de origen para predicar) y podría considerarse técnicamente un “ciudadano del mundo” (nació en Japón y vivió allí catorce años), es, ante todo, un hombre al que le gusta prepararse y preparar a otros para ser ciudadanos del Reino de los Cielos.

Revista Adventista (RA): Sus padres eran misioneros en Japón cuando usted nació… ¿Cómo se despertó su vocación pastoral?

Dwight Nelson (DN): Sí, ellos vivieron 18 años en Japón y nací allí. Aprendí el idioma, todo. Luego fueron trasladados a Guam. Vivir en Japón me hizo tomar conciencia de lo mucho que falta en la predicación del evangelio. Es un país hermoso con desafíos inmensos. Tiene 130 millones de habitantes y menos del 10% son adventistas.

En relación con mi vocación pastoral, confieso que yo no quería ser pastor. Yo quería ser neurocirujano. Hasta los 16 años me estaba preparando para eso. Pero un día una visita de la Asociación General llegó al colegio donde estaba estudiando, en Singapur. Era una reunión especial para hijos de misioneros. Esta persona hizo un llamado para todos los que querían ir a estudiar Teología y ser pastores. Había que ponerse en pie. Lógicamente, no me iba a parar. Además, pensé: Aquí se pondrán de pie un montón de compañeros. Pero nadie se paraba. Hasta que dos lo hicieron. No lo podía creer. Son muy pocos, pensé. Alguien más tiene que ponerse de pie. Pero no. En ese momento un pensamiento vino a mi mente: Si nadie más se para, debes pararte tú. Y me paré. Y aquí estoy (risas).


destacado-entrev1RA: Y ahora, en vez de operar se dedica a ayudar a las personas a que saquen de sus vidas esa enfermedad llamada pecado, que también nos destruye. Y así se convirtió en un pastor con un ministerio especial. ¡Usted está en la misma iglesia desde 1983!

DN: Sí, es un caso poco común. Trabajo en la Iglesia de la Universidad Andrews hace más de treinta años. Cuando llegamos, pensamos con mi esposa que estaríamos tres o cuatro años, como en todos los distritos anteriores. Pero las cosas se fueron dando y año a año Dios nos mostraba que teníamos que seguir allí. Bueno, tal vez cuando regrese de la Argentina ya me hayan trasladado (risas).

RA: ¿Qué implica trabajar allí?

DN: Trabajar con y por los jóvenes es algo que me apasiona. Tienen las mentes más brillantes de la iglesia. Especialmente me gusta trabajar con los jóvenes de entre veinte y treinta años, porque siempre están dispuestos para hacer todo. Son entusiastas y activos. Pienso que Dios va a usar a los jóvenes estratégicamente como su última jugada para llevar el evangelio a todo el mundo, en la última movida para cumplir su plan.

RA: ¿Cuáles son las ventajas de trabajar con los jóvenes?

DN: Los jóvenes se mueven rápido, son dinámicos. La generación del Pentecostés era una generación que se movía. No tenían casas, no tenían propiedades, tenían muy poco. Pero cuando cayó el Espíritu sobre ellos se movieron rápido. Los jóvenes de hoy son iguales. Por ejemplo, si deciden ir a predicar a otro país, lo único que necesitan es un pasaje de avión y un celular. Por eso me encanta trabajar con ellos.

RA: Para usted, que es un orador reconocido, ¿cómo es el proceso que utiliza para hacer un sermón y cuánto tiempo le lleva?

destacado-entrev2DN: La respuesta a la primera parte de la pregunta es muy extensa. Tengo a mi cargo la materia de Homilética en la universidad y la doy en un semestre. Con relación al tiempo de escritura del sermón, esta es mi respuesta: Escribir un sermón me lleva toda la vida. Porque lo que predico es la experiencia de toda la vida.

Pero todas las semanas el pastor tiene que dedicar un tiempo especial para preparar el mensaje de la Palabra de Dios, el cual dará todos los sábados a la hermandad. Si pasa poco tiempo en la preparación, las personas van a responder de la misma manera al mensaje. No debemos ser superficiales. Ser pastor es un llamado supremo.

RA: ¿Cree que los pastores o los predicadores no dedican el tiempo suficiente para preparar sus sermones?

DN: Sí, creo que es así. Y es un grave peligro. Lamentablemente, es un peligro constante que enfrentan los pastores y los ancianos de iglesia, porque siempre tenemos que estar ocupados en que todo esté perfecto y en los temas de la iglesia en general. Pero cometemos un error si pensamos que tenemos que resignar la preparación del sermón del sábado para hacer todo lo demás.

Para preparar un buen sermón siempre digo que la tarea número uno es orar. Debemos ser hombres y mujeres de oración. Si no hay ninguna oración en tu culto de la mañana, no vas a tener poder en el púlpito. Dios no excusa ni perdona la falta de preparación de un sermón. Jesús pasaba horas y horas orando, y fue el mayor Maestro que el mundo haya conocido. Los pastores deben seguir a su Pastor.

foto-entrev2RA: Hablando de predicadores, Elena de White dijo que los libros eran como predicadores silenciosos. Esto también nos lleva a hablar de libros. Usted es el autor de las meditaciones matinales para adultos de este año. ¿Qué nos pude decir al respecto?

DN: Estoy muy agradecido por eso. Me dieron tres años para escribir ese libro. Fue un honor para mí tomar algo de la experiencia de mi ministerio y mis sermones y volcarlo en un libro.

RA: El título de la meditación es Elegidos, el sueño de Dios para ti. ¿Qué significa ser elegidos y cuál es el sueño de Dios para nosotros?

DN: Así como Jeremías fue elegido antes de nacer, nosotros somos elegidos. Todos lo somos. El tema del libro es cómo vivir el sueño que Dios tiene para mí desde que nací. Dios tiene un sueño para su pueblo. La Iglesia Adventista ha sido levantada por Dios para este último tiempo. Este libro fue escrito con los adventistas en su mente. Pero también está escrito de manera casual sobre lo que creemos para compartir con nuestros amigos. Dios tiene una comunidad para el tiempo del fin, tiene una iglesia remanente y tiene elegidos, que somos nosotros. Este es un manual para vivir como elegidos. Por otra parte, también hay una misión específica de Dios para cada uno de nosotros. Este libro te ayudará a ver el sueño diferente que Dios tiene para tu vida.

RA: La última pregunta es una especie de juego. Imagine que tiene que predicar en un auditorio inmenso y que allí están sentadas las personas más famosas de la actualidad: líderes mundiales, actores de Hollywood, cantantes famosos, deportistas reconocidos… Y usted tiene la oportunidad de predicarles un solo sermón en treinta minutos. ¿De qué les hablaría?

DN: Es muy buena esa pregunta, y tengo la respuesta. Sin duda, les hablaría de 1 Corintios 2:2, como dije antes. O sea, les hablaría de Cristo y de Cristo crucificado. Me gustaría decirles en esa media hora que Dios los está llamando, que fueron elegidos por él. Que ese Dios los ama tanto que les ofrece la vida eterna si aceptan su amistad. Me gustaría decirles que Jesucristo nos eligió para salvación, para que no tengamos más miedo, para que no tengamos más culpa, para que no tengamos más preocupación y para que podamos vivir en paz con Dios y con quienes nos rodean, para siempre.RA

  • Es Licenciado en Teología y en Comunicación Social. Además, tiene una maestría en Escritura creativa. Es autor de los libros “¿Iguales o diferentes?”, “1 clic” y “Un día histórico”. Actualmente es editor de libros, redactor de la Revista Adventista y director de las revistas Conexión 2.0 y Vida Feliz, en la Asociación Casa Editora Sudamericana.

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