¿Cuál es la filosofía adventista sobre la música?

El 8 de julio pasado, la Casa Publicadora Brasileira (CPB) realizó el lanzamiento del Nuevo Himnario Adventista en portugués. Este material vital para las iglesias ha sido reformulado a fin de brindar mayor protagonismo a la identidad doctrinal adventista, reforzar nuestras creencias fundamentales y potenciar nuestra esperanza.

El himnario ha tenido una parte central en nuestros servicios de adoración. Por eso, deseamos que las alabanzas contenidas aquí sean utilizadas en nuestra adoración en el templo, en el evangelismo, en los Grupos pequeños y en la adoración familiar, para que todos estemos enfocados en la misión y preparados para cuando Jesús regrese.

Dado que Dios hizo al hombre a su imagen, compartimos el amor y el aprecio por la música con todos los seres creados. A causa del pecado, la música no es ni moral ni espiritualmente neutral. Puede elevarnos a una experiencia humana más sublime o puede ser utilizada por el príncipe del mal para envilecernos y degradarnos; y para despertar la sensualidad, las pasiones, la desesperación, la ira y el odio.

Elena de White declara: “Cuando no se abusa de la música, esta es una gran bendición; pero mal empleada, es una terrible maldición” (El hogar cristiano, p. 354). Y agrega: “Pero, debidamente empleada, es un precioso don de Dios, destinado a elevar los pensamientos hacia temas más nobles, y a inspirar y levantar el alma” (La educación, p. 167).

Al proclamar el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6 al 12, llamamos a todas las personas a aceptar el evangelio eterno, a alabar a Dios el Creador y prepararse para el pronto regreso del Señor. Y a que, “renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos”, todos “vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:12, 13).

Este evangelio eterno impacta cada aspecto de la vida, incluyendo la música. Por lo tanto, considerando el enorme potencial de la música para bien o para mal, no podemos permanecer indiferentes ante ella. Si bien entendemos que los gustos musicales varían de una persona a otra, creemos que la Biblia y los escritos de Elena de White deben dar forma a nuestras elecciones.

La música sagrada se centra en Dios y en temas bíblicos. No debe evocar asociaciones seculares ni invitar a la conformidad con las normas mundanas. En cada elección de música que un cristiano escucha, interpreta o compone, se deben seguir los siguientes principios:

1. Debe glorificar a Dios (1 Cor. 10:31): Este es el principio bíblico fundamental. Como seguidores de Jesucristo, esperamos unirnos a los coros celestiales y ver la vida en esta Tierra como una preparación y un anticipo de la vida venidera.
2. Debe inducir a buscar todo lo bueno, lo más noble y lo mejor (Fil. 4:8).
3. Debe alentar nuestro crecimiento espiritual e intelectual. La música debe caracterizarse por ser de calidad, equilibrada y adecuada.
4. Debe tener creatividad y armonía.
5. Se deben utilizar letras que motiven nuestras capacidades intelectuales, así como nuestras emociones y nuestra fuerza de voluntad. Deben enfocarse en lo positivo y reflejar valores que correspondan al claro “Así dice Jehová”.
6. La letra y la música deben trabajar juntas y en armonía para influir en el pensamiento y la conducta de acuerdo con los valores bíblicos.

Componer, escribir y alabar implican exaltar al Señor, porque él es digno “de recibir la gloria y la honra y el poder” (Apoc. 4:11). Necesitamos la visión musical adecuada para que, como parte de nuestro mensaje profético, podamos ofrecer una contribución musical adventista distintiva como un testimonio fiel a un pueblo que espera el pronto regreso de Cristo.