En este mes, destacamos una entrevista a los esposos Jared y Annette Thurmon. Él ha sido asesor y colaborador de la Adventist Review en diversas funciones durante los últimos ocho años. Durante ese tiempo, ha pasado de vivir en la ciudad a vivir en el campo. Su esposa hizo una transición aún mayor, al convertirse en una activa influencer en las redes sociales. Hoy hablaremos sobre la influencia y veremos cómo las decisiones de ambos afectaron su vida.
Merle (M): Con Jared y Annette somos colegas y amigos desde hace un tiempo. Los sigo en Instagram, y los he visto crecer en influencia y seguidores. Recuerdo muchos momentos destacados, como los días antes de vivir en la granja, su traslado allí, el anuncio de su embarazo y la progresiva acumulación de “amigos animalescos”. Empecemos con un poco de historia. ¿Qué los llevó a mudarse al campo?
Jared (J): Sí, claramente elegimos esta vida. Hace poco volvimos de un festival de granjeros al sur de Nashville, Estados Unidos. Nos invitaron a
formar parte de un panel con otras personas, y el entrevistador dijo: “Jared y Annette, ustedes son únicos porque no comen animales ni huevos de sus
gallinas”. Es bastante raro criar tantos animales y no comérselos.
Annette (A): Nuestra motivación para mudarnos al campo surgió alrededor de 2008, cuando escuchamos algunos sermones y leímos algunos libros que nos recordaron las razones por las que Dios hizo que los seres humanos vivieran en un jardín. Leímos una declaración de Elena de White que decía que las dos cosas más favorables para el desarrollo del carácter son el cuidado de las plantas y de los animales. Sabíamos que necesitábamos cambiar el rumbo de vida que llevábamos. Desearíamos haberlo hecho antes. Vivir en el campo no es una idea nueva para los adventistas. Hoy en día, muchos adventistas no se lo toman en serio. Sin embargo, la vida en el campo está de moda en la sociedad secular.
J: Es increíble la cantidad de ideas innovadoras y con visión de futuro que ha tenido el adventismo en el pasado y en las que ahora el mundo ha tomado la delantera. Está la alimentación basada en plantas, la hidroterapia, los centros de bienestar y esta idea de vivir fuera de la ciudad. A Annette y a mí nos
ha fascinado que mucha gente comente que lo que más les gustaría sería vivir en un par de hectáreas a las afueras de una gran ciudad, y sin embargo no lo hacen. Nos sentimos muy afortunados de haber seguido este consejo y de experimentar todos los beneficios personales, que van más allá de las advertencias proféticas de Elena de White.
A: Estoy de acuerdo. Es una tendencia. Las marcas ven esta tendencia y se suben a la ola. Aunque parezca anticuado en algunos círculos adventistas,
vemos que muchos miembros de la iglesia toman decisiones similares.
M: Así que, se mudaron al campo, compraron algunos animales y plantaron algunas cosas. Y en algún momento te convertiste en una influencer de las redes sociales.
A: Empecé a compartir mi vida en Instagram como una forma de documentar mi viaje hacia la agricultura familiar y la vida sustentable. Era un
pasatiempo. Pero, poco a poco se convirtió en un trabajo de tiempo completo. He podido conectarme con personas de todo el mundo que comparten mi
pasión por vivir de la tierra y cuidar de las plantas y los animales.
M: Ser una influencer lleva las redes sociales a un nivel totalmente nuevo. No se trata solo de una foto aquí o allá. Es compartir tu
vida. ¿Cuáles son los pros y los contras de documentar tu vida para que todo el mundo la vea?
A: La mayor ventaja es, sin duda, la conexión que tengo con mis seguidores. Al compartir mis experiencias, puedo motivar a otros a hacer cambios positivos en su propia vida. Ha sido una plataforma increíble para conectarse con personas afines y crear una comunidad. El mayor inconveniente es, sin
duda, la falta de privacidad. Cuando alguien comparte tantas cosas de su vida, es fácil que la gente haga suposiciones y juzgue todo lo que haces. Puede ser difícil lidiar con los comentarios negativos y las críticas, sobre todo cuando se trata de algo personal.
M: ¿Fue incómodo al principio exponer tu vida?
A: Sí, creo que al principio sacaba algunas fotos aquí y allá que me parecían bonitas y quería compartir, de la misma forma que muchos usan Instagram u otras plataformas. Luego tuve un amigo que me dijo que debía tomármelo más en serio e ir “con todo”. Creo que, una vez que tomé esa decisión, vi la necesidad o sentí la presión de compartir más y más. Sin embargo, pronto me di cuenta de que si esto no era mi vida real y solo hacía las cosas por la cámara o por los likes (“me gusta”), me agotaría rápidamente. Así que, me comprometí a compartir solo lo que yo quisiera y a no dejarme llevar por la última moda. Voy a ser sincera. A veces veía que otras cuentas hacían esas cosas y crecían [en seguidores]. Pero me recordaba a mí misma por qué hago esto: porque me gusta, y sacaría las mismas fotos y grabaría los mismos videos, aunque solo fuera para mis propios recuerdos.
J: Creo que esa es una de las razones por las que la gente la ve tan auténtica. No hace más ante la cámara de lo que haría si nadie la estuviera viendo o siguiendo. Pero no me malinterpretes. Ella dedica mucho trabajo a las recetas y las sesiones de fotos, que son claramente un extra para hacer algo más
hermoso. Pero ella parece disfrutarlo, así que yo le digo que siga adelante.
“SABER NUESTRO VALOR A LOS OJOS DE DIOS Y RECONOCER QUE LAS REDES SOCIALES NO SON LA VIDA REAL ES LA CLAVE PARA HACER QUE SEA ALGO MÁS QUE LLAMAR LA ATENCIÓN A NOSOTROS MISMOS”.
M: ¿Cuántas horas le dedicas a las redes sociales? Si alguien se planteara dedicarse a las redes sociales como influencer, ¿qué debería esperar?
A: Diría que algunas horas por día. Pero también paso algunas horas escribiendo, editando, planificando sesiones fotográficas, todo ello mientras traigo a Ava, mi hija, conmigo. He aprendido que, si planifico bloques de tiempo, se convierte en algo manejable. Si no lo hago, admito que puedo sentirme abrumada. Esto es especialmente cierto cuando colaboro con marcas en proyectos y hay que cumplir plazos. Si llueve y no podemos hacer la sesión o mis padres tienen que ir al médico o cualquier otra cosa, todo puede complicarse. A cualquiera que quiera dedicarse a esto a tiempo completo, hay que preguntarle cuánto le gusta y cuánto tiempo está dispuesto a hacerlo sin recibir nada a cambio. Si estás comprometido y dedicado, los resultados llegarán. He visto esa realidad una y otra vez con nuevos amigos que tienen unos cientos de seguidores y un año después tienen decenas de miles.
M: Parece que realmente pones todo de ti en esto, en tiempo, energía y transparencia. ¿Cómo equilibras el hecho de compartir tu vida con tus seguidores y mantener algunas cosas en privado?
A: Todo es cuestión de poner límites y ser consciente de lo que comparto. Intento ser sincera y auténtica con mis seguidores, pero hay cosas que son demasiado personales. También me aseguro de hacer pausas en las redes sociales y pasar tiempo alejada del teléfono para darles prioridad a mi salud
mental y a mis relaciones personales.
M: Seamos concretos. No eres una influencer cualquiera. Eres adventista del séptimo día. ¿Incorporas el adventismo en tus redes sociales? ¿O la fe es algo que mantienes separado?
A: Comparto que el día en que vamos a la iglesia es el sábado y que el sábado es crucial para nuestra vida. Hablamos de cómo llevamos una dieta basada en plantas, lo cual, como mencionó Jared, es extraño en el mundo de los granjeros, donde la mayoría ve a los animales como la fuente de proteínas de la granja. Promuevo la bondad, la compasión y el amor hacia las personas que pueden no ser como tú. Sí, personalmente creo que
comparto los elementos fundamentales de mi fe con los demás.
J: Siempre tengo la tentación de ser más directo con las cosas, así que estoy aprendiendo que la vida es un viaje. Si nos mantenemos en oración y somos amables, las conversaciones llegarán. Me ha fascinado ver cuántas personas se acercan a Annette por cosas sutiles que ella menciona aquí
o allá y las increíbles conversaciones que resultan. Estoy seguro de que hay formas más creativas de compartir puntos peculiares de la fe, y siempre nos preguntamos cómo hacerlo. Intentamos hacerlo en nuestro pódcast semanal y hemos recibido algunos comentarios estupendos porque tenemos tiempo para explicar las cosas mejor que en un reel de treinta segundos en Instagram.
M: Las redes sociales parecen un trabajo de 24 horas al día, 7 días a la semana. Algunos influencers creen que deben estar conectados todo el tiempo o corren el riesgo de perder seguidores. ¿Cómo incorporas el sábado a ser una influencer?
A: Me propuse no entrar en Instagram ni publicar nada en sábado. Eso ha estado bien, porque el resto de la semana estoy al tope. El sábado es el mejor día de la semana. Pregúntale a Ava. Nos pregunta todos los días: “¿Cuándo va a ser sábado?” o “¿Ya es sábado?” Creemos que es porque lo hacemos
como un día festivo cada semana. Ella ve a sus amigos en la iglesia. Invitamos a comer a casa a toda la familia y a algunos amigos. Comemos al aire libre como reyes y reinas. Es nuestro mejor día de la semana. Es muy satisfactorio poder descansar y saber que, mientras descansamos, Dios hace cosas por nosotros que no se harían si las hiciéramos nosotros mismos.
M: Creo que parte de ser un influencer consiste en atraer marcas. Luego los promocionas a través de tu plataforma en las redes sociales. ¿Alguna vez esto te ha interferido o te ha hecho dudar a la hora de respaldar una marca?
A: Sí, es un equilibrio delicado. Pude sustituir los ingresos que ganaba mientras era enfermera con lo que hago ahora en las redes sociales. La gente piensa que es una locura cuando se lo digo y, sinceramente, no sé ni cómo explicarlo. Lo último que quiero es llamarme “influencer”. Pero, para hacerlo a la escala que lo hago, tuve que hacer el clic y tratarlo como un negocio, con un calendario, listas de tareas y plazos. Planifico las cosas, pienso en cómo no cruzar esa línea en la que las cosas se ponen raras y, para ser sincera, no me gusta seguir a gente que solo habla del último aparatito o producto que están promocionando. Para mí, eso cansa. Creo que la línea fina es encontrar marcas que se alineen con mis principios. Si solo quieres ganar dinero, puedes encontrar marcas que te den dinero, pero esos productos no se ajustan a lo que yo soy. Me gusta encontrar marcas que realmente uso. Ese es el mejor escenario. Si todavía no compro sus productos, les pido que me dejen probarlos y ver si realmente los utilizaría. Hasta ahora solo he promocionado cosas que realmente utilizo. Pero, con mi decisión de convertirlo en un negocio, es difícil saber cuánto es demasiado. Hace poco, un amigo me preguntó por qué no promocionaba nada. Para mí, eso fue una victoria, porque lo he hecho, pero de una manera muy elegante y no de forma directa. A las marcas les ha gustado cómo lo hago, así que pienso seguir haciéndolo.
M: Aunque entiendo que es un negocio, esto me lleva a otra pregunta. Como cristianos, se nos enseña no centrarnos tanto en nosotros mismos, sino en los demás. Las redes sociales parecen un medio muy orientado a uno mismo.
A: Eso es algo difícil de equilibrar para mucha gente. Yo he adoptado la postura de que hago esto para mí y para animar a los demás. Nunca me
ha importado el número de seguidores, y he optado por no hacer las cosas simplemente para conseguir más “me gusta”. Creo que esa decisión ha sido
más fácil para mí porque mis padres me criaron para que supiera que ellos me amaban y, aún más importante, que Dios me ama por lo que soy, y no por
lo que hago. Muchas personas se desplazan por las redes sociales pensando que hay pasto más verde por ahí, cuando la realidad es, y puedo decir esto
personalmente, que publicamos solo los momentos más bonitos para que la gente los vea en las redes sociales. No es la vida real. No le mostramos a
la gente, en el caso de nuestra granja, la angustia, los animales muertos, las malezas, los daños causados por las tormentas, etc. Así que, saber nuestro
valor a los ojos de Dios y reconocer que las redes sociales no son la vida real son la clave para hacer que sea algo más que llamar la atención a nosotros
mismos.
M: Has decidido involucrar a tu hija en las redes. ¿Cómo llegaste a la decisión de incluirla?
A: No tengo miedo de mostrarme a mí misma o a mi familia. Algunas personas tienen miedo de lo que otros puedan hacer con su casa o su familia; así que, no publican. Pero yo tengo cuidado en cómo la muestro. Creo que, en última instancia, mostrar a toda nuestra familia y cómo nuestras elecciones nos benefician a todos es más positivo que cualquier posible aspecto negativo. No nos mueve el miedo, sino el amor por lo que hacemos y el deseo de compartirlo con los demás.
M: ¿Sabe Ava por qué sacas tantas fotos y grabas tantos videos o cree que es algo normal?
J: Es una línea muy fina. Por un lado, a Annette le encanta documentarlo todo y captar momentos bonitos. Ava ha aprendido que esto forma parte de la aventura. Al mismo tiempo, somos muy estrictos en no dejarla mirar pantallas. Le mostramos un video o una foto aquí o allá, pero en general hacemos todo lo posible para no llevarla por el camino que dice: “Las pantallas son divertidas. Míralas más seguido”. Creemos que lo estamos haciendo bastante bien, porque a ella realmente no le importan cuando están cerca o cuando estamos mirando nuestros teléfonos. Pero le encanta ser graciosa y a mí me encanta reírme, así que, ella siempre está pensando en formas de hacer algo gracioso, especialmente cuando estamos grabando algo.
“AL COMPARTIR MIS EXPERIENCIAS, PUEDO MOTIVAR A OTROS A HACER CAMBIOS POSITIVOS EN SU PROPIA VIDA. HA SIDO UNA
PLATAFORMA INCREÍBLE PARA CONECTARSE CON PERSONAS AFINES Y CREAR UNA COMUNIDAD”.
M: Ava es sociable y habla fácilmente con los adultos. Tal vez tu decisión de utilizar las redes sociales la haya ayudado a sentirse socialmente cómoda y segura de sí misma.
A: Alguien nos dijo, antes de que naciera, que una de las mejores cosas que podíamos hacer era no hablarle nunca como a un niño, sino como a un adulto. Nunca hablamos como bebés. Jared ya ha tenido la conversación sobre “cigüeñas y repollos”; así que, la tratamos como a una más. Nos encanta que parezca una mariposa social, que se acerque a la gente y le pregunte su nombre o su edad. Quizá se deba a nuestra intención de demostrarle esto
cuando estamos con gente. Siempre estamos entablando conversaciones, intentando que la gente se sienta escuchada y querida.
M: Dejemos a un lado por un momento el componente de influencer en las redes sociales. Comparando la vida de antes con la de ahora, ¿cuál es la mayor ventaja/diferencia para ti?
A: Creo que para mí es que muchas cosas que antes me importaban, me estresaban, en las que pensaba, ya no tienen importancia. Ya sea la última moda, el último estilo o… puede parecer una tontería, pero solía estar siempre pendiente de mi manicura. Ahora tengo tierra bajo las uñas, y realmente no me importa. Ya no me interesan los últimos zapatos de moda, sino comprar una gallina que ponga huevos. Yo diría que la mayor diferencia y el mayor beneficio es preocuparse por cosas que importan y no son artificiales.
J: Diría que hay una clara divergencia entre estar comparándose con los demás y ver el beneficio que tiene vivir una vida sencilla, para no querer estar a la última moda. No vale la pena. Recuerdo que convencí a Annette de que necesitaba un buen auto y que podíamos permitírnoslo. Hoy nos da risa
pensar en subirnos a un auto así, cuando la mitad del tiempo tenemos excremento de gallina en los zapatos.
“ES INDESCRIPTIBLE LO BIEN QUE LO PASAMOS. CUANDO NOS MUDAMOS AQUÍ, NUESTROS AMIGOS PENSABAN QUE
ESTÁBAMOS LOCOS. PERO, CUANDO VIENEN DE VISITA, DICEN: ‘AHORA ENTENDEMOS’ ”.
M: ¿Qué consejo les darían a las familias adventistas que les gustaría mudarse al campo pero sienten que hay demasiados obstáculos?
J: De lo único que nos arrepentimos es de que alguien no nos sentara el mismo día que nos casamos y nos dijera que lo mejor que podíamos hacer para nuestro gozo y nuestro matrimonio en esta vida era mudarnos a algún lugar en el campo, fuera de una gran ciudad, tener animales y vivir la vida. Elena
de White habla de que las familias que hagan esto vivirán como “reyes y reinas”. Yo lo creo. La excusa principal (y nosotros también la usamos) es que “nos perderíamos la vida”. Pero, sinceramente, es indescriptible lo bien que lo pasamos. Cuando nos mudamos aquí, nuestros amigos pensaban que estábamos locos. Pero, cuando vienen de visita, dicen: “Bueno, ahora lo entiendo”.
A: Yo diría que no sabíamos lo que nos estábamos perdiendo hasta que lo experimentamos. Para cualquier familia con hijos, será la mejor decisión que hayan tomado en su vida. Nuestro deseo es hacer que lo que hemos elegido sea bello y atractivo y algo que la gente quiera hacer, en vez de algo que deben hacer. Yo diría que mucha gente señala a Elena de White en este tema, y con razón: ella habla mucho sobre dónde debemos vivir. Pero, si uno repasa la Biblia, hay un extraño patrón en cuanto a dónde crecieron la mayoría de los héroes, tanto hombres como mujeres.
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MERLE POIRIER, editora y diseñadora de gran experiencia. Actualmente se desempeña como directora de operaciones y estrategias de la Adventist Review.
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LA INFLUENCIA DE LA NATURALEZA
La influencia es una fuerza intangible, ejercida en mayor o menor medida por todos los seres humanos, que afecta los pensamientos y las acciones de quienes se encuentran dentro de su esfera. No hay persona que no posea su poder. Tanto si un individuo es ostentoso como discreto, su presencia ejerce una influencia. Su mera existencia cambia el paisaje.
Una influencia atractiva conduce a otros a emularte de alguna manera, y una influencia repulsiva hace precisamente eso: los aleja de tu ejemplo. La mayoría de las veces pensamos en la influencia en su capacidad atractiva, ya que resulta en un comportamiento que sigue el modelo. La influencia, sin embargo, es la mera capacidad de afectar a quienes te rodean. Su efecto puede ser atractivo o repulsivo.
Aunque tengamos cierto control sobre los factores que influyen en cómo se ejerce nuestra influencia, no podemos garantizar cómo será
recibida. Como afirma Pablo: “Dios […] nos lleva siempre al triunfo en Cristo Jesús y por nuestro medio manifiesta en todo lugar la fragancia de
su conocimiento. Porque para Dios somos buen aroma de Cristo entre los que se salvan, y entre los que se pierden; a estos, olor de muerte; y
a aquellos, fragancia de vida” (2 Cor. 2:14-16). Una vida de fidelidad a Dios puede atraer a unos y repeler a otros.
No podemos decidir si ejerceremos o no una influencia en el mundo. Por el hecho de existir, ejercemos una influencia. No podemos controlar necesariamente cómo responderán los demás a la influencia que ejercemos. Esa es elección de ellos. Nuestra elección está en qué tipo de
influencia ejercemos. Para el cristiano, “el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Fil. 1:21). Así que, ya sea en la vida o en la muerte, nuestra
influencia debe estar decididamente del lado de Cristo, ya sea que tengamos una personalidad carismática, con una influencia inmediatamente
evidente, o que seamos una persona reservada que aún necesita convencerse de que tiene una influencia.
POR SIKHULULEKILE DACO, editora asociada de la Adventist Review.
hermoso trabajo que hacen en el campo, que Dios los siga guiando según su voluntad.
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