CON RIESGOS Y SIN BENEFICIOS

15 noviembre, 2024

Una peligrosa verdad popular sobre el alcohol.

Leí que el alcohol brinda posibles beneficios cardíacos, pero la Iglesia Adventista no recomienda su consumo. ¿Ha llegado el tiempo de cambiar esa postura?

Evidencias robustas han desafiado la creencia errónea (y de larga data) que sostiene que el consumo moderado de alcohol puede ser inocuo o, incluso, beneficioso. Las investigaciones indican que no hay nivel seguro de consumo de alcohol, en particular en lo que respecta al cáncer y las afecciones cardíacas. Este cambio se ha visto reforzado por los hallazgos de las organizaciones globales de salud y por grupos de tareas enfocados en los perjuicios relacionados con el alcohol.

Uno de los argumentos más convincentes contra cualquier tipo de consumo de alcohol proviene de su asociación con el cáncer. El
alcohol ha sido clasificado por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC)1 como un carcinógeno del Grupo 1, lo que significa que es una sustancia decididamente capaz de causar cáncer en los seres humanos. De manera específica, el consumo de alcohol ha sido vinculado con una diversidad de cánceres, lo que incluye los de boca, garganta, esófago, hígado, mama y colon.

Estudios recientes han mostrado que incluso bajos niveles de consumo de alcohol pueden incrementar el riesgo de sufrir cáncer.
The Lancet Oncology destacó que aun beber poco (definido como hasta un vaso por día) puede incrementar el riesgo de cáncer de
mama en las mujeres.2 El mecanismo detrás de la carcinogenicidad del alcohol incluye el metabolismo del etanol en acetaldehído,
un químico tóxico que puede dañar el ADN y las proteínas, llevando a mutaciones que pueden disparar el desarrollo del cáncer.
Además de ello, el alcohol puede exacerbar los efectos dañinos de otros carcinógenos, como los que se encuentran en el tabaco.

La relación entre el alcohol y las afecciones cardíacas es más compleja, y ha estado sujeta a considerables debates. Por muchos años, algunos estudios señalaban que el consumo moderado de alcohol, en particular de vino tinto, podía ofrecer efectos protectores contra las afecciones cardíacas coronarias, debido a la presencia de antioxidantes tales como el resveratrol. Sin embargo, investigaciones más recientes y abarcadoras han refutado esas afirmaciones.

Un estudio publicado en Journal of the American College of Cardiology en 2024 reveló que aun el consumo moderado de alcohol
está asociado con un incremento mayor de afecciones cardíacas coronarias, en especial en las mujeres.3 Asimismo, el impacto del alcohol en la presión sanguínea y los niveles de colesterol puede contribuir a un incremento general de afecciones cardiovasculares, contrarrestando así los beneficios potenciales de los antioxidantes que se encuentran en algunas bebidas alcohólicas.

En 2016, el uso de alcohol produjo tres millones de muertes en el mundo, y es una de las principales causas de muertes prevenibles. Los jóvenes de 20 a 39 años se vieron afectados en forma desproporcionada. El alcohol produce más muertes que la tuberculosis, el HIV/SIDA y la diabetes. Poco más del cinco por ciento de la población mundial vive con trastornos por uso de alcohol.

La evidencia es clara: Ningún nivel de consumo de alcohol puede considerarse seguro, en especial en lo que respecta al cáncer y las afecciones cardiovasculares. Un libro de publicación reciente titulado Alcohol: all Risk, No Benefit [Alcohol: Todos riesgos y ningún beneficio], editado por Peter N. Landless y Duane C. McBride, se ocupa de este importante tema.

La Iglesia Adventista no cambiará su posición sobre el alcohol. Estamos agradecidos de que el mundo de las ciencias de la salud
está cambiando su postura. Sin embargo, implementar intervenciones para reducir el consumo global será un proceso lento y arduo.

Referencias

1 Gapstur, SM, Bouvard, V, Nethan, ST, Freudenheim, JL, Abnet, CC, English, DR, et alii. «The IARC Perspective on Alcohol Reduction or Cessation and Cancer Risk». New England Journal of Medicine, publicado en línea el 28 de diciembre de 2023. https://doi.org/10.1056/NEJMsr2306723
2 Benjamin O. Anderson et alii. «Health and Cancer Risks Associated with Low Levels of Alcohol Consumption». The Lancet Public Health 8, N° 1 (2023): e6-e7. https://www.thelancet.com/journals/ lanpub/article/PIIS2468-2667(22)00317-6/fulltext
3 «Alcohol Raises Heart Disease Risk, Particularly Among Women». American College of Cardiology, publicado en línea el 28 de marzo de 2024. Consultado en https://www.acc.org/About-ACC/Press-Releases/2024/03/28/11/58/alcohol-raises-heart-disease-risk-particularly-among-women
4 Organización Mundial de la Salud. «Global Alcohol Action Plan 2022-2030 to Strengthen Implementation of the Global Strategy to Reduce the Harmful Use of Alcohol». Julio 2021. Consultado en https://cdn.who.int/media/docs/default-source/alcohol/alcohol-action-plan/first-draft/global_alcohol_action_plan_first-draft_ july_2021.pdf

 

Autor

  • Peter N. Landless

    Médico sudafricano, poseedor de tres especialidades médicas (Cardiología, Medicina familiar y Medicina Interna) que actualmente se desempeña como director del Ministerio de Salud de la Asociación General. Integró el equipo médico de Nelson Mandela, reconocido expresidente de Sudáfrica y Premio Nobel de la Paz.

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