¡MARANATA, CRISTO VIENE!

3 julio, 2024

Los jóvenes adventistas de Sudamérica se comprometen con la misión de hacer discípulos.

Fue emocionante ver y participar de las muchas actividades de Maranata, la Convención de Líderes del Ministerio Joven de nuestra División. Hacía 22 años que la juventud adventista de Sudamérica de diferentes países no se reunía en un evento como este. Los espacios de alabanza, el estudio de la Biblia, los momentos de oración, los workshops, las decisiones que se tomaron, los bautismos que se realizaron, los estands de misión y una caminata por la paz, entre otras cosas, fueron de gran inspiración y motivación.

Pero ¿qué significa la palabra que le dio el nombre a esta convención? La expresión griega maranata, que significa “Nuestro Señor, ¡ven!”, solo aparece en 1 Corintios 16:22. Para los primeros cristianos, era un símbolo de identidad, un recordatorio de la segunda venida de Cristo (Fil. 4:5; Sant. 5:8; Apoc. 1:7; 3:11). El Diccionario bíblico adventista dice que “el saludo final del apóstol [Pablo] a los corintios, ‘Maranata’, se puede comparar con la expresión de absoluta confianza en el regreso del Señor de Juan el Revelador al final de su mensaje profético: ‘El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús’ (Apoc. 22:20)” (p. 859).

Los Jóvenes Adventistas han adoptado “¡Maranata, Cristo viene!” como algo más que un grito de guerra, un saludo o una consigna. Maranata se refiere a las cuatro “A”: Amar, Anunciar, Apresurar y Aguardar. Esta expresión refleja la historia de la juventud adventista –siempre guiada por la gran esperanza–, identifica la esencia del mensaje adventista y está relacionada con el estilo de vida de un movimiento profético que espera el regreso de Cristo.

Casi 18.000 personas participaron de la Convención Maranata, que se celebró con el objetivo de motivar, formar y discipular a los líderes del Ministerio Joven. Cada una de las actividades –cultos, semiplenarias, workshops, estands, música y servicio comunitario– fue planificada para cumplir con este propósito. Como resultado, se invistieron más de 700 líderes JA en el marco del Programa de Desarrollo de Líderes.

Sobre la base de los principios bíblicos y las necesidades de las nuevas generaciones, se entregó a cada participante el libro Maranata: Un plan de discipulado joven, con la intención de que los ejes de acción planteados en la Convención Maranata se proyecten y desarrollen en el área joven de cada iglesia local. El objetivo es proporcionar ideas sobre el discipulado, es decir, sobre cómo ser y hacer discípulos de Jesús.

Después de analizar 48 modelos de discipulado joven y dialogar con distintos departamentales JA, pastores y jóvenes, se identificaron cuatro áreas esenciales, representadas por palabras que comienzan con las cuatro consonantes de la palabra MRNT.

1-Misión: Proclamar el último mensaje de advertencia al mundo mediante proyectos y acciones de evangelización, el descubrimiento y la utilización de los dones espirituales, y la participación en ministerios misioneros (Mat. 24:14; 28:18-20; Hech. 1:8).

2-Relación: Fortalecer las amistades y las familias saludables, además de las relaciones intergeneracionales. Cultivar relaciones de confianza que promuevan una comunidad en la que los jóvenes compartan, aprendan y se fortalezcan juntos (Juan 15:4, 12; Fil. 4:8; 1 Tim. 4:12; 2 Tim. 1:7).

3-Nutrición: Promover el crecimiento espiritual a través de una enseñanza clara y relevante, que abarque la Biblia y el Espíritu de Profecía (Sal. 119:9-11; Jer. 15:16; 1 Juan 2:13, 14).

4-Templo: Adorar a Dios en espíritu y en verdad, en el templo individual de la vida, cuidando del cuerpo como morada del Espíritu Santo, manteniendo una conexión personal con Dios mediante prácticas devocionales diarias y participando activamente en la adoración colectiva con la iglesia (Apoc. 14:6, 7; Rom. 12:1-3; 1 Cor. 6:19, 20; 10:31).

Estos ejes de acción requieren la acción conjunta de cada joven, pastor, departamental o administrador. A ellos quiero dirigir este llamado: Sé un verdadero héroe, un formador de héroes, para replicar el plan Maranata en cada iglesia local, con el objetivo de integrar, cuidar, desafiar y discipular a las nuevas generaciones, a fin de que desarrollen un mayor compromiso con Dios, con la iglesia y con la misión.

Mi gratitud y mi convicción se basan en la firme promesa: “Con un ejército de obreros como el que nuestros jóvenes, debidamente adiestrados, podrían proveer, ¡cuán pronto se proclamaría a todo el mundo el mensaje de un Salvador crucificado, resucitado y próximo a venir!” (Elena de White, Obreros evangélicos, p. 68).

Exclamemos todos juntos y actuemos en consecuencia: “¡Maranata, Cristo viene!”

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