PALABRAS INÚTILES VERSUS REVELACIÓN DIVINA

7 marzo, 2023

¿Qué antiguas prácticas de Babilonia siguen vigentes hoy?

El capítulo 2 de Daniel narra la historia de cómo el rey Nabucodonosor llamó a “los magos, los encantadores, los hechiceros y a los caldeos” (vers. 2, LBLA) para que le develaran lo que había soñado y le dieran la interpretación. Sin embargo, no fueron capaces de lograr el cometido. En contraste, Daniel fue capaz de manifestar al Rey no solamente el sueño en sí, sino también lo que significaba; algo que nadie era capaz de declarar sino solo “los dioses que no moran con la carne” (vers. 11). A continuación, analizaremos quiénes eran estos personajes, de qué manera sus prácticas siguen vigentes hoy y cómo encontrar la verdadera sabiduría.

Los magos, del hebreo hartumim, eran un grupo de personas que parecen tener su origen en el mundo egipcio. Eran escribas eruditos, directores de los rituales, y expertos en magia y sanación.

El segundo grupo mencionado en Daniel 2:2 son los encantadores, del hebreo ‘ashafim. Estos personajes básicamente recitaban conjuros y tenían prácticas propias de la necromancia, es decir, comunicación con los muertos.

Los hechiceros son el tercer grupo de personajes mencionados en Daniel 2 (del hebreo mekashefim), y refiere a un grupo de personas que en Babilonia parecían tener la función de evitar desastres. Además, tenían el supuesto poder de habilitar, por medio de conjuros, la actividad de los dioses.

Finalmente, los caldeos son el cuarto grupo de personajes mencionados en Daniel 2:2. El término hebreo para ellos es kasdim, y se usa genéricamente para designar a los habitantes de Babilonia. Sin embargo, en este pasaje se refiere a un grupo de conocedores de astrología. Se estima que eran una clase de estudiosos que tenían la capacidad de interpretación.

Como puede notarse, estos cuatro grupos tenían diversas habilidades adquiridas para supuestamente provocar la manifestación de los dioses, interpretar cosas ocultas, y efectuar sanaciones y actos de magia. Todo esto formaba parte de los conocimientos más elevados de la época, al punto de que aquellos que tenían estas capacidades son llamados “sabios de Babilonia” (Dan. 2:12). No obstante, con todos estos recursos a su favor, no fueron suficientes para poder revelar lo que el monarca del Imperio solicitaba. Incluso, tal como se ha descrito anteriormente, llegaron a confesar que les era imposible cumplir con el pedido de la realeza.

Las prácticas de los sabios de Babilonia siguen vigentes hoy. Existen personas en la actualidad que sostienen ser capaces de comunicarse con los muertos, tener poderes para que suceda lo que el ser humano desea, interpretar sueños, y leer los astros y las cartas, entre otras competencias. Muchas personas, como Nabucodonosor en su momento, buscan a estas personas para que les digan qué hacer o que les anuncien lo que sucederá.

Sin embargo, todas las respuestas ofrecidas por los sabios de nuestro tiempo no son capaces de revelar lo verdadero. Tal como el mismo Rey sospechaba, cada intento de estos personajes era “respuesta mentirosa y perversa” (Dan. 2:9), pues realmente no poseían los poderes que pretendían tener.

Por su parte, Daniel, quien era considerado uno de los sabios de Babilonia, no recurría a la sabiduría de sus días. El profeta de Dios acudía a la verdadera Fuente de verdad y conocimiento. En medio de la dificultad, se volvió a Dios en oración junto con sus amigos (Dan. 2:18), y tal como la Escritura sostiene, “el misterio fue revelado a Daniel en una visión de noche” (Dan. 2:19).

Así, la comunicación con Dios por medio de la oración y el estudio de la Escritura es lo que nos permite entrar en contacto con la verdadera Fuente de sabiduría, mientras que lo que el mundo ofrece solo son respuestas mentirosas y perversas. Al igual que Daniel, acerquémonos confiados al Trono de la gracia, y obtendremos socorro oportuno en momentos de dificultad (Heb. 4:16).

¡Maranatha!

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