«AYUNEN POR MÍ»

26 abril, 2021

Por Adolfo Suárez

La crisis era nacional: el decreto ordenaba la muerte de los judíos. Muy afligida, la reina Ester le envió este mensaje a Mardoqueo: “Ve y reúne a todos los judíos de Susa, para que ayunen por mí” (Est. 4:16, DHH). Frente a la crisis, la reina propuso un ayuno como preparación para la resolución del conflicto. Y ¿qué sucedió? Dios libró la vida de los judíos, y transformó la angustia en paz y alegría.

El verdadero significado

El ayuno era considerado una práctica muy importante en los tiempos bíblicos. Pero ¿qué significaba? Un rápido vistazo a las palabras de la Biblia es esclarecedor. Al igual que en español, el término hebreo tsom, que se traduce como “ayuno”, significa “abstinencia de alimentos”. Además, la expresión hebrea “afligir el alma” también se refiere al ayuno, lo que muestra que era más un ejercicio espiritual que la tentativa de castigar la carne de algún modo. Por otro lado, el ayuno también enfatizaba que la vida espiritual del pueblo de Dios era más importante que su existencia física.

En el Nuevo Testamento también encontramos palabras referidas al ayuno, y estas tienen la idea básica de “tener el estómago vacío”. Tanto en su forma verbal (“ayunar”) como en sustantivo (“ayuno”), las palabras griegas significan “no comer”, “abstenerse de comida”, “pasar hambre”.1 Así, tanto las palabras bíblicas como las prácticas del pueblo nos muestran que ayunar generalmente significaba permanecer sin comer ni beber por un período, y no tan solo abstenerse de algunos alimentos. 

Razones para la práctica del ayuno

No había un mandamiento específico que orientara el ayuno de los israelitas, pero la lectura de la Biblia deja en evidencia que ciertos eventos motivaban el ayuno. Mencionaremos algunos de ellos: 

Se hacía ayuno en época de guerra: Israel ayunó en Bet-el en la guerra contra los benjaminitas (Juec. 20:26). 

Se practicaba el ayuno ante la enfermedad: El rey David ayunó y lloró por su hijo mientras el bebé estaba enfermo (2 Sam. 12:16). 

Se observa que había ayuno en períodos de luto: Los hombres valientes de Jabes-galaad ayunaron siete días por Saúl (1 Sam. 31:13). 

Se ayunó como un acto de penitencia: Así ocurrió en la época de Esdras (Neh. 9:1).

Otro motivo para el ayuno era el peligro inminente: El rey Josafat proclamó un ayuno en todo Judá cuando se sintió amenazado por los moabitas y los amonitas (2 Crón. 20:3).

Ante una travesía de viaje probablemente peligrosa, Esdras proclamó un ayuno (Esd. 8:21). 

También se ayunaba en tiempos de aflicción: Afligido por la situación de Daniel, el rey Darío pasó la noche en ayunas (Dan. 6:18).

Hay que destacar que la práctica del ayuno era acompañada por algunas actitudes muy importantes: oraciones y ruegos (Dan. 9:3), confesión de pecados (1 Sam. 7:6; Neh. 9:1, 2), humillación (Deut. 9:18) y lectura de las Sagradas Escrituras (Jer. 36:5, 6).

Finalmente, es bueno recordar que generalmente se reconocen tres tipos de ayuno a lo largo de la historia del cristianismo: 

El parcial, en el que la dieta es limitada, aunque se permiten algunos alimentos.

El normal, en el que no se ingieren alimentos por un período de tiempo prescrito, aunque se puedan ingerir líquidos. 

El absoluto, que consiste en abstenerse totalmente de alimentos y líquidos en todas sus formas.

Recordando estas consideraciones bíblicas, invitamos a toda la iglesia a participar este 1º de mayo de “Restauración”, la jornada de 10 horas de ayuno y oración. ¡Será de gran bendición para todos!


Referencia:

1 Lothar Coenen y Colin Brown. Dicionário Internacional de Teologia do Novo Testamento (San Pablo, Brasil: Vida Nova, 2000), p. 1.066.

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