¿POR QUÉ ESTOY AQUÍ?

9 febrero, 2021

Las ventajas de una vida con un propósito.

El 28 de abril de 2018, Denisee Linden se convirtió en la primera mujer estadounidense en ganar el Maratón de Boston en más de treinta años. Nadie hubiese imaginado que, mientras Linden recibía el trofeo con una sonrisa radiante, horas antes había pensado en renunciar y no asistir a la carrera, debido a fuertes dolores musculares. 

“En sus marcas, listos… ¡fuera!” Comenzó la carrera; y Linden corría arrepintiéndose de no haberse quedado en casa. Sabiendo que tarde o temprano se retiraría de la carrera, Linden vio a una competidora con problemas y decidió ofrecer ayuda. “Para correr mejor, bloquea el viento y ajusta el ritmo. Si necesitas algo, avísame. Estaré corriendo a tu lado”, le dijo a Shalene Flanagan, otra de las corredoras. 

Poco después de ayudar a su compañera de competencia, Linden comenzó a sentir que recuperaba la fuerza en sus piernas. “Es que ayudarla me ayudó”, dijo la atleta. 

Una de las tantas particularidades del cerebro humano está relacionada con su incesante necesidad de responder la siguiente pregunta: “¿Por qué?” ¿Les parecen familiares estas frases?: “Mamá, ¿por qué tengo que comer verduras?” “Papá, ¿por qué existen las nubes?” “Profesora, ¿por qué tengo que aprender las tablas de multiplicar?”

Sin embargo, existe una pregunta que todo ser humano se plantea en algún momento de su vida y que marca un antes y un después: ¿Por qué estoy en este mundo? 

Este interrogante tiene que ver con la necesidad inherente de todo ser humano de tener un propósito en la vida, de encontrar la razón de su existir.

¿Sabías que tener un sentido de propósito aumenta la actividad cognitiva, con lo que protege tu cerebro contra el deterioro y la demencia en la vejez? Cuando sabemos que tenemos un propósito, una razón para luchar a pesar de las circunstancias, se liberan hormonas como la oxitocina y la progesterona, que están relacionadas con la regulación del estrés y la inflamación crónica.

Por otra parte, una de las investigaciones más conocidas en el área concluyó que las personas con un fuerte sentido de propósito presentan un 72 % menos de riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y un 44 % menos de riesgo de sufrir hipertensión arterial, en comparación con aquellos individuos que no tienen un propósito en su existencia.1

El tener un fuerte sentido de propósito aumenta nuestra calidad de vida, nos conecta con otros y nos ayuda a ser agentes de cambios sin importar dónde estemos. 

¿Te gusta tu trabajo, pero ya no te apasiona? ¿Te sientes atascado o como si algo faltara en tu vida? ¿Anhelas encontrar el propósito de tu vida, pero no sabes por dónde empezar? Si te ves reflejado en estos cuestionamientos, te hago esta última pregunta: ¿Alguna vez le preguntaste a Dios cuál es el propósito que tiene para ti? 

La Biblia afirma que el propósito principal de Dios para nosotros es conocerlo, disfrutar de su compañía, y así prepararnos para vivir eternamente con él (Juan 17:3). 

Por otra parte, la Palabra de Dios también está repleta de historias de personas que fueron llamadas de manera individual para cumplir con un propósito: Abraham, Noé, Rut y Ester son algunos ejemplos de seres humanos comunes y corrientes que fueron usados por Dios a través de sus habilidades y para su propósito. 

La invitación es que, sin importar tu edad o tu situación, hoy te hagas esta pregunta: “¿Cuál es mi propósito?” y, de la mano de tu Creador, te embarques en este viaje, que seguramente terminará cuando puedas verlo cara a cara.


Referencias

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20194831/

  • Cynthia Hurtado-Müller

    Licenciada en Psicología y Magíster en Psicopatología y en Neuropsicología. Es fundadora de la plataforma Neurofy (@neurofyok) y se desempeña como docente en la Universidad Adventista de Chile.

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