EL PELIGRO DE FIJAR FECHAS

22 julio, 2020

Los tiempos de crisis suelen ser ideales para aventurar pronósticos inválidos según la Biblia.

«Vez tras vez se me ha amonestado acerca de fijar fechas. Nunca más habrá un mensaje para el pueblo de Dios que se base en el tiempo. No hemos de saber el tiempo definido, ya sea del derramamiento del Espíritu Santo o de la venida de Cristo” (Mensajes selectos, t. 1, p. 220).

“El Señor me mostró que el mensaje debe avanzar, y que no debe depender del tiempo, pues este no será nunca más una prueba. Vi que algunos estaban siendo objeto de una falsa excitación provocada por predicar fechas […]. Vi que eso estaba equivocado por esta razón: en vez de ir cada día a Dios y desear fervientemente conocer sus deberes actuales, miraban hacia adelante y hacían sus cálculos como si supieran que la obra fuera a terminar este otoño, sin preguntar diariamente a Dios cuál es su deber” (ibíd., pp. 220, 221).

“Dios ha puesto en su propia potestad los tiempos y las sazones. Y ¿por qué no nos ha dado Dios ese conocimiento? Porque, si lo hiciera, no lo usaríamos debidamente. Ese conocimiento provocaría entre los hermanos un resultado que retardaría grandemente la obra de Dios de preparar a un pueblo que pueda resistir en el gran día venidero. No hemos de vivir dependiendo de la excitación originada por fechas especiales. No hemos de enfrascarnos en especulaciones en cuanto a los tiempos y las sazones que Dios no ha revelado. Jesús ha dicho a sus discípulos que velen, pero no fijándose en una fecha definida. Sus seguidores han de estar en la posición de los que están atentos a las órdenes de su Capitán. Han de velar, esperar, orar y trabajar a medida que se acercan al tiempo de la venida del Señor, pero nadie podrá predecir precisamente cuándo será ese tiempo, pues ‘no sabéis el día ni la hora’. No podréis decir que Cristo vendrá dentro de uno, dos o cinco años; tampoco debéis posponer su venida diciendo que quizá no se produzca ni en diez ni en veinte años” (ibíd., pp. 221, 222).

Reavivamientos peligrosos basados en fechas

“Espero que no se extenderá por todas partes la impresión de que somos de aquellos que fijan fechas. Que no se hagan tales comentarios. No hacen ningún bien. Que no se trate de conseguir un reavivamiento sobre la base de alguno de esos argumentos, sino que se use de la debida cautela en toda palabra que se expresa, para que los fanáticos no se apoderen de nada que les permita crear una excitación que entristezca al Espíritu Santo.

“No queremos agitar las pasiones de la gente para desatar una conmoción en la que se excitan los sentimientos y los principios pierden el control. Siento que necesitamos estar en guardia por todos lados, porque Satanás está activo para hacer todo lo posible con el fin de insinuar sus estratagemas y ardides que serán un poder para hacer daño. Debe temerse cualquier cosa que suscite una conmoción, que cree una excitación sobre una base equivocada, porque la reacción seguramente vendrá.

“Siempre habrá en la iglesia movimientos espurios y fanáticos realizados por personas que pretenden ser guiadas por Dios, por quienes correrán antes de ser enviados, y que establecerán fechas para el cumplimiento de profecías que aún no se han cumplido. El enemigo se regocija con este proceder, porque sus repetidos fracasos y su desviación de la atención hacia puntos falsos provoca confusión e incredulidad” (Eventos de los últimos días, pp. 35, 36).

No hay profecías de tiempo después de 1844

“Declaré definidamente a esas personas fanáticas […] que estaban haciendo la obra del adversario de las almas, que se hallaban en tinieblas. Pretendían poseer una gran luz según la cual el tiempo de gracia terminaría en octubre de 1884. Entonces declaré en público que al Señor le había placido mostrarme que no habría una fecha definida para el mensaje dado por Dios a partir de 1844.

“Nuestra posición ha sido de esperar y velar, sin que se proclame un tiempo [o fecha] que tenga lugar entre el fin de los períodos proféticos en 1844 y el tiempo de la venida de nuestro Señor.

“La gente no tendrá otro mensaje acerca de un tiempo definido. Después de este lapso [Apoc. 10:4-6], que abarca desde 1842 hasta 1844, no puede haber ningún cómputo definido de tiempo profético. El cálculo más prolongado llega hasta el otoño de 1844” (Eventos de los últimos días, p. 36).  RA

  • Elena de White

    Mensajera del Señor, escritora y predicadora, Elena de White (1827-1915) fue una de las organizadoras de la Iglesia Adventista. Entre sus muchos escritos se encuentran cientos de valiosas cartas.

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