MÚSICA CELESTIAL

Revista Adventista - Apocalipsis

19 diciembre, 2017

“Y cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero” (Apoc. 15:3).

En la Biblia hay tres himnarios que solo conservan la letra de sus cánticos: el libro de Salmos, el de  Cantares y el Apocalipsis. Y, como no podía ser de otra manera, los recitales de coros multitudinarios y los conciertos filarmónicos suman siete, el número de la plenitud y la perfección.

El primer coral se encuentra en Apocalipsis 4:8 al 11, y su tema central es la gratitud a Dios. La obra tiene dos movimientos. En el primero, los cuatro seres angélicos que rodean el Trono irrumpen en alabanza exaltando la santidad, la omnipotencia y la existencia eterna de la Deidad triuna. Tan pronto como se oyen sus voces, se les une el coro integrado por los 24 ancianos, quienes declaran, en actitud de adoración, que Dios es digno de toda honra, gloria y poder, pues es el Creador y Sustentador de cuanto existe. Una verdadera declaración cantada de guerra a la idolatría propiciada por la falsa trinidad (el dragón, la bestia y el falso profeta).

El segundo estallido de alabanza musical es antifonal. Resuena en Apocalipsis 5:8 al 14 y tiene que ver con el éxito de la misión redentora de Jesucristo en virtud de su justicia perfecta. Millones de ángeles unen sus voces en reconocimiento del derecho del Cordero inmolado, resucitado y de pie en el Trono, al poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. A lo que todo lo creado responde tributando al Cordero –como en el primer canto de la serie se hizo con el Padre– alabanza, honra, gloria y poder eternos.

RA Diciembre 2017 - ApocalipsisLa tercera cantata multitudinaria se halla en Apocalipsis 7:9 al 12, donde se escucha por adelantado a los redimidos de todas las edades alabando a Dios y al Cordero por la salvación que les ha otorgado. Esta vez, a la honra, la gloria, la sabiduría y el poder, de los cuales se reconoce y declara digna a la Deidad en las dos primeras cantatas, se agregan la acción de gracias y la fortaleza.

En Apocalipsis 11:15 al 17, un número incontable de coreutas alaba a Dios por su desempeño como Juez justo y vindicador de sus testigos fieles, perseguidos y muertos por sus enemigos. Puesto que esta alabanza ocurre en el eje mismo de la estructura literaria y narrativa del libro, su tema no podía ser otro que la justa vindicación del carácter de Dios y de sus criaturas humanas leales ante el universo entero. Y particularmente ante sus detractores, tanto humanos como sobrehumanos: Satanás, el pseudocristo representado como una bestia salida del mar y el falso profeta. Si las calamidades simbolizadas por las siete trompetas y las siete copas son la respuesta divina al clamor de los testigos fieles perseguidos y asesinados por los agentes humanos del mal, la segunda mitad del libro es la respuesta de Dios a la primera.

La quinta sinfonía celestial se escucha en Apocalipsis 14:1 al 3. Es un cántico nuevo, entonado por seres celestiales ante el Trono de Dios; una melodía que solamente los 144.000 testigos fieles de Dios pueden aprender o entender. Así como el “nuevo nombre” prometido a los que vencieren solo puede ser conocido por quienes lo reciben, pues tiene que ver con la experiencia singular de cada uno de ellos, únicamente los que han experimentado la redención pueden entender y aprender este nuevo himno.

El sexto episodio de adoración coral se eleva en Apocalipsis 15:2 al 4, y evoca la intervención poderosa de Dios en favor de su pueblo en ocasión del Éxodo y de la conquista de Canaán (Éxo. 15:1-21). Destaca la sabiduría, la justicia y la santidad de Dios. Es el cántico de Moisés y del Cordero. Cristo, a semejanza de Moisés, es el gran Libertador, enviado por Dios para convertir una masa de esclavos en un pueblo; para rescatar a sus criaturas de una esclavitud infinitamente más denigrante que la de Egipto: la del pecado, y para otorgarles la tierra como herencia eterna.

La séptima y última pieza del concierto de loor multitudinario brota de Apocalipsis 19:1 al 8. Aquí, los coros celestiales unen sus voces a las de los redimidos en la Tierra, para exaltar a Dios por castigar a la Babilonia espiritual y a sus agentes, diabólicos y humanos, por su influencia corruptora y por haber acallado con la muerte a los testigos fieles de Dios. El cántico es, también, un reconocimiento de Dios como legítimo Soberano del universo, incluyendo ahora al planeta usurpado por el dragón, y convertido en bastión y cuartel general de su rebelión.

Los siete cánticos del Apocalipsis no son meramente paréntesis dentro del mensaje, sino una parte esencial del mensaje mismo: la adoración espontánea ofrecida al Único digno de ella en virtud de sus atributos divinos (eternidad, omnipotencia, omnisciencia, perfección), de su carácter (amor, santidad, justicia) y de su obra (creación, sustentación, redención, vindicación). RA

  • Hugo Cotro

    Pastor, doctor en Teología y docente universitario de destacada trayectoria. Actualmente ejerce su ministerio como profesor en la Universidad Adventista del Plata, Entre Ríos, Rep. Argentina.

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1 Comentario

  1. margarida

    Gracias pela explicação de Apocalipse 15,só não entendo porque é chamado de cântico de Moisés uma vez q é cantado por todos os redimidos

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