TÚ VALES, EN TU SEXUALIDAD

9 marzo, 2020

Reflexiones sobre un precioso don de Dios que hoy es muy mal utilizado.

No vivimos en un mundo ideal, es cierto. Cada vez que enciendes la computadora o el televisor te enfrentas a un sinfín de programas, páginas, películas y documentales que te empujan a pensar en sexo, pero no de la manera en la que Dios creó este don para tu felicidad, sino en el sexo equivocado, pornográfico y pecaminoso.

Así, se te dice que en materia sexual tú colocas los límites, que ahora estás pasado de moda o eres poco lista si no has tenido relaciones sexuales en la adolescencia; o que, incluso, eres poco hombre o afeminado si no te has acostado con tu novia de catorce años.

 En esa atmósfera vives, así que, es normal que tengas curiosidad por tu vida sexual. Es normal y natural que sientas deseos; estás creciendo y tu cuerpo comienza a practicar sus afectos. Lo importante es no saltarse etapas en este descubrimiento. Conozco chicos y chicas de trece años “hipersexuados” por su entorno, y ya tienen relaciones sexuales con alguna pareja de turno. Sin embargo, el vacío emocional que genera esta conducta afectará toda su vida futura. Nunca olvides que tú eres cristiano, no tus hormonas.

Un mundo de sensaciones

Lo importante es que debes ser consciente de que te estás desarrollando y cada vez tendrás más sensaciones y emociones que llenarán tu mente, pero debes practicar el autocontrol de tu vida emocional y física. Todo es posible, recuérdalo.

Si eres un adolescente, tendrás mucho interés en la pornografía. En este sentido, los varones se nutren por sus ojos y la oferta está a la orden del día. En segundos puedes descargar miles de fotografías y videos pornográficos que comienzan a intoxicar tu mente. En un tiempo muy corto se desarrolla una adicción a la pornografía. Esto genera pensamientos errados sobre el sexo opuesto y tus relaciones emocionales.

Si eres una adolescente, tendrás un pensamiento muy romántico y mágico sobre las relaciones (esa es la diferencia con los varones); pensarás entregarte en cuerpo y alma a tu novio y que él te amará por sobre todas las cosas. Pero, cuidado, ese pensamiento es demasiado lejano de la realidad. Lo que sucede es que mendigarás amor en cada relación, todos sabrán que eres una persona “accesible” y tendrás una fila muy larga de oportunistas esperando conquistarte.

Esas conductas generan vacío emocional, angustia, tristeza, y en el peor de los casos, enfermedades de trasmisión sexual y embarazos no planificados. Según cierto estudio, la persona media experimentara el “flechazo de cupido” de siete a diez veces durante su vida.

Un regalo maravilloso

 Quiero que comprendas que tu sexualidad es un regalo de Dios. Es un tesoro que se debe disfrutar a su tiempo y con madurez, en un marco de fidelidad y compromiso, bajo la bendición del Señor.

Debes reflexionar en que tu cuerpo está creciendo y sí, tendrás deseos, pero eso no quiere decir que debas satisfacerlos. Vale más resistir la tentación para que no vayas a llegar al punto sin retorno. He conocido a muchos jóvenes (líderes grandiosos en sus iglesias) que por no resistir sus impulsos sexuales han dejado sus cargos, sus sueños, y se han hundido en sus frustraciones personales y depresiones.

Dios creó la sexualidad para que la disfrutes al máximo. Que te vincules física y emocionalmente con tu pareja es una expresión de amor y entrega. Además, no es suficiente que tu cuerpo esté listo para una relación sexual, también tu cerebro tiene que estar listo. Déjame detenerme un poco en esta idea. Recuerda que, como un adolescente, en una semana te pueden gustar cinco chicos o cinco chicas, y es normal, porque tu cerebro emocional aún no está maduro y lo que sientes es una emoción pasional que dura poco tiempo.

Cuando has crecido y madurado puedes tomar la decisión de amar a una persona por el resto de tu vida. Y aun en ese momento no es totalmente seguro que tu matrimonio sea exitoso… Se requieren trabajo y paciencia, no únicamente amor.

 Imagínate, entonces, cuando dices en tu adolescencia que tu pareja es el “amor de tu vida”, la “reina de tu corazón” o tu “príncipe azul”. Biológicamente no puede ser posible, ya que tu cerebro aún no tiene la capacidad de amar tan profundamente. Le falta la experiencia emocional natural que únicamente se consigue con el tiempo. Si tu pareja no puede esperar… ya sabes, no será capaz de valorar tu amor y la relación durará lo que dura una pasión: algunos días o meses.

El amor, entonces, no es una pasión, sino un principio de vida que no depende del mal humor del día o lo bien que la pasaron en la fiesta de la noche. Es una decisión de vida, un compromiso, responsabilidades mutuas y proyectos de vida en conjunto. Cuida tu sexualidad como un tesoro; no la entregues a tu primera pareja. Guárdala para la persona indicada de tu vida, bajo la dirección de nuestro Señor y en el momento adecuado: el matrimonio.

Preséntale a Dios en oración tu decisión. Él sabe dónde está tu “princesa” o tu “príncipe azul” (¡O medio celeste!). ¿Qué razones puedo dar para que te abstengas de las relaciones sexuales premaritales? La primera es básica: Dios nos lo prohíbe. No obstante, él nos ha dado numerosas razones para obedecer sus Mandamientos y es fundamental conocerlas.

Cosas que me ayudaron

  1. Esperar favorece una relación personal, más que física.
  2. Esperar desarrolla el carácter. El sexo está diseñado para experimentarse entre dos personas casadas, construido sobre autocontrol, disciplina, sensibilidad, paciencia, compromiso, confianza y fidelidad.
  3. Esperar asegura una relación confiable. La confianza es esencial para el matrimonio.
  4. Esperar fomenta una buena autoestima. Esperar desarrolla el carácter, y mientras el adolescente ve que así sucede, su autoimagen mejora.
  5. Participar en su iglesia junto a su pareja.
  6. Orar con su pareja.
  7. Poner límites sexuales como pareja.
  8. Evitar quedarse solos en casa con su pareja.
  9. Tener un pacto de pureza hasta el matrimonio
  10. Alejarse de la pornografía.
  11. No debes mendigar amor. Dios controla todo, tú mereces la mejor pareja que el Cielo ha preparado.
  12. Nunca aceptes chantajes emocionales, ni menos algún tipo de violencia física ni psicológica. ¡Sal ahora mismo de esa relación tóxica!

Consecuencias de no esperar

  1. No esperar significa tener recuerdos con los cuales batallar.
  2. No esperar carcome la autoestima. La culpa y los remordimientos acompañan generalmente las relaciones prematrimoniales.
  3. No esperar implica la posibilidad de un embarazo. Un embarazo no planeado causa inmenso sufrimiento a la chica, al muchacho, a los padres y al bebé.

¿Qué dice Dios?

Siempre que Dios emite un mandato que parece negativo, tal como “¡Espera!”, tiene dos motivos positivos: protegernos y proveer para nosotros. Sabe que si el sexo va a ser importante, deberá experimentarse dentro de cierto contexto. Sus leyes, restricciones y disposiciones establecen los beneficios y son la guía que define el amor, la relación y el matrimonio en su máxima expresión. Es liberador saber que la motivación de Dios para prohibir algunas cosas, es protegernos de influencias destructivas y proveernos todo lo que necesitamos física, emocional y espiritualmente. Si ya tuviste relaciones sexuales y comienzas a entender esta verdad, debes pedir perdón y sanar; deja que Dios te guíe hacia lo que él quiere para tu vida, siempre puedes retomar el camino que ha trazado para ti. Dios puede purificar desde hoy tu cuerpo y tu mente, entrégale tu sexualidad. Solamente así podrás renovar todo tu ser en ti y ser feliz con tu pareja futura. Y trasformar tu antigua sexualidad en una sexualidad sagrada.

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