REALMENTE… ¿ES IMPORTANTE EL ORIGEN?

27 julio, 2017

Hace poco asistí con mi familia a un restaurante de comida china. Después de habernos acomodado en la mesa, como de costumbre, pedimos la bendición sobre los alimentos. Cuando empezamos a comer, entre charla y risas, empecé (siguiendo la “costumbre”) a sacar de mi arroz frito los camarones y los pedazos de “carne” que no consideramos permitidos. Entonces, mi hijo de doce años me miró y me dijo: “Papá, ¿por qué no te comes ‘eso’, si oramos por todo el plato?” Esta fue la oportunidad que tuve para reafirmarle los principios que tenemos como Iglesia Adventista del Séptimo Día sobre los alimentos que podemos consumir y aquellos que la Biblia clasifica como inmundos.

Unos días después, asistimos a una fiesta de cumpleaños infantil. Usted debe saber que las fiestas de niños son especiales: muchos colores, risas, música, juegos y diversión. Todas las familias estábamos pasando una tarde espectacular, hasta que llegó el momento de la comida. Los anfitriones habían pedido pizza para todos, y, dado que me encanta, estuve formado en la fila, esperando con mucha ansiedad.

Cuando recibí mi porción, me percaté de que la pizza era de un embutido de pepperoni. Hacía muchos años había leído la etiqueta del embutido para cerciorarme del tipo de carne utilizada para su elaboración, y sé que el pepperoni es un embutido seco elaborado con carnes de vaca y cerdo (magra y grasa), azúcar, sal, nitritos y especias.[1] Conociendo la composición de lo que estaba en mi plato, empecé a desprender de la pizza los pedazos de pepperoni, para hacerla “comestible religiosamente”.

Sentado junto a mí, estaba mi colega de trabajo, quien a su vez es miembro de la iglesia a la que asisto, y se sorprendió al ver el desperdicio de comida que yo estaba haciendo. Me asombró al escucharle decir: “¡Vamos, hombre! ¿Qué tiene de malo un poco de embutido? A la final, en mi pedazo de pizza no dice de qué está hecho”. ¿Acaso mi hermano no sabe que el pepperoni tiene cerdo? Y, si lo supiera, ¿sería tan malo comer unos cuántos gramos de cerdo de vez en cuando? O, si no viene impresa una etiqueta de los ingredientes de alguna comida que compro, ¿es importante saber el origen de lo que comemos?

Nací en una familia adventista; mi padre es ahora pastor jubilado. De vez en cuando, viene a mi mente el recuerdo de un anciano en una de las iglesias que mi padre atendía. Cada vez que lo veía, mi padre le preguntaba religiosamente: “Hermano, ¿ya dejó de comer cerdo?” La respuesta del hermano llamaba mi atención, porque siempre respondía así: “¡Sí, pastor, ya lo dejé! Ahora solamente me como ‘el cuerito’ ”. Por la indagatoria constante que mi padre le formulaba a este hermano, era evidente que aún tenía problemas con el consumo de carne de animales impuros.

¿Realmente es importante?

Actualmente me desempeño como director de la Escuela de Salud de la Universidad de Navojoa. Hace poco, mientras preparaba una clase de la materia Química de los Alimentos, llegué al tema de los geles y los productos espesantes que se utilizan en la industria de alimentos. Llevo casi 18 años trabajando como docente, y en varias ocasiones enseñé el tema sin mayor complicación. Sin embargo, al detenerme un poco en los subtemas, encontré un detalle que paró en seco mi cátedra y los principios de salud que predicamos como Iglesia Adventista. El desenlace de este artículo tiene que ver con el consumo de gelatina, o grenetina. ¿Con cuánta frecuencia consumimos gelatina? Creo que la respuesta sería: “Con mucha frecuencia”.

La gelatina, o grenetina

Haciendo un poco de historia, el uso de gelatina se remonta a los tiempos de la cultura egipcia.[2] Se sabe que Napoleón, al enterarse de que la gelatina era una proteína, la usaba como enriquecimiento nutricio en la alimentación de sus tropas. El uso de la palabra se acuñó en el siglo XVII, y provenía del latín gelatus (“tieso”, “helado”).[3] En 1754 se obtuvo la primera patente para la fabricación de gelatina, aunque su uso primordial era como pegamento en trabajos de carpintería.

Actualmente, no solamente consumimos la gelatina como postre frío, sino también la industria de alimentos usa la grenetina (gelatina) de muchas maneras, como, por ejemplo, en algunos recubrimientos de golosinas, gomitas de sabores, malvaviscos, geles de sabores para decoración en pastelería, jarabes dulces, salsas, etc. Por otro lado, está el uso en el ámbito farmacéutico, en la elaboración de cápsulas, pastillas, soluciones inyectables, estabilizadores de vacunas,[4] etc. Y, aunque parezca curioso, también se hace uso de la grenetina en la industria de los cosméticos, a manera de colágenos y restauradores de cabello.[5]

Al dimensionar ampliamente los usos de la gelatina, debemos considerar el origen de fabricación, cuál es la materia prima, de dónde se la extrae, etc. La obtención de gelatina en el nivel industrial es posible cuando se realiza una hidrólisis de pieles, huesos y cuernos o uñas de animales.[6] Las fuentes principales de esta materia prima provienen de ganado vacuno, porcino y aviar. También se extrae gelatina de la piel de pescado.[7] Industrialmente, se clasifica como grenetina “tipo A”[8] a la que proviene del cerdo;[9] y “tipo B”, a la de origen vacuno.[10]

¿Alguna vez te detuviste a pensar si la gelatina que preparaste para el sábado (o cualquier otro día) proviene del cerdo o de la vaca? Las gomitas de sabores que compro como golosinas[11] ¿son del tipo A o B? Y si mis dulces son de origen porcino, ¿qué problema tiene? ¿Realmente es importante saber el origen de lo que consumo? ¿Es posible que, como Iglesia Adventista, hayamos descuidado un poco la instrucción a nuestros feligreses en cuanto al régimen alimenticio, y al hecho de que debemos considerar inapropiados, más allá de los camarones y los embutidos, otros productos cuyo origen desconozco?

Control de calidad basado en el origen

Dentro de la sociedad judía, los rabinos tienen muy aclarado el asunto de su alimentación y los productos que consumen. No es mi intención provocar un movimiento revolucionario en cuanto al tema de religión, doctrinas o reglamentos eclesiásticos. Simplemente, considero que hay otras tradiciones religiosas que se toman muy en serio el asunto de su alimentación, y creo que, desde mi niñez en la iglesia, los adventistas del séptimo día hemos predicado la reforma de salud a diestra y siniestra.

Existe un concepto que podría ser un parámetro de clasificación, aplicado a los alimentos y su origen; esta clasificación sirve para identificar claramente lo que estamos diciendo, y es la clasificación kósher.[12] El término “Kósher” (versión ídish del adjetivo hebreo kasher) significa “apropiado”; aplicado a los alimentos, pues se los considera apropiados para ser consumidos según la normativa judaica.[13]

No creo que esté por demás mencionar que el pueblo judío ortodoxo se toma muy en serio el asunto de su alimentación y escrudiña fielmente los productos alimenticios, tanto de carácter casero como los industrializados, con el propósito de que cumplan con las restricciones de no incluir tan siquiera mínimas cantidades de carnes o derivados de animales impuros. Tanto es así que la industria que logra obtener un certificado kósher cuenta con la supervisión de un rabino durante el proceso de producción, con la finalidad de cumplir fielmente los requisitos mencionados. No en todo lugar es común tener tiendas con este registro; el supermercado al que regularmente acudo vende productos de todo género. Pero, en algunos países existe la posibilidad de ir a tiendas exclusivas y comprar alimentos que no tienen la más mínima cantidad de mezclas de carnes o derivados de animales impuros.

La respuesta de los fabricantes

En mi afán por presentar una realidad sobre el asunto mencionado, me di a la tarea de indagar en el mercado y la industria de insumos alimenticios acerca del tipo de grenetina o gelatina que regularmente consumimos, con el propósito de llevar al lector a un punto de reflexión en cuanto a nuestras costumbres de alimentación. Curiosamente, al solicitar información a los teléfonos de atención al consumidor, todas las presentaciones de gelatinas saborizadas de las diferentes marcas comerciales coincidieron en informar que son mezclas de grenetinas de origen vacuno y porcino. También recibí orientación de una fábrica alimenticia que fabrica la grenetina natural que consumimos como espesante para postres (la que no tiene sabor, sino que por sus propiedades la empleamos en la elaboración de muchos postres), y me indicaron que su origen es 100 % porcino.

Aún queda mucho por descubrir

No encontré algún tipo de estudio que refiera que la grenetina (de origen porcino o vacuno), al ser de grado alimentario, solamente contenga los aminoácidos puros, y que los otros elementos del tejido animal hayan sido removidos, con lo que la grenetina sería una sustancia químicamente purificada y, por lo tanto, su origen no tendría importancia.

También debes saber que existen opciones de origen vegetal, que son comercializadas con mucha frecuencia. La carragenina es un carbohidrato cuyas propiedades logran darles cuerpo y consistencia a los postres de tipo “flan”. Un poco menos conocidas están las gomas como el xantano, la pectina y la goma guar, entre otras, que son empleadas con el mismo propósito que la gelatina (grenetina).

Reflexiones finales

Si fuéramos a nuestra cocina y observáramos el lugar donde guardamos la comida, ¿cuánta gelatina tenemos almacenada? Si toda esa gelatina es de origen porcino, tal vez digas: “¿Acaso voy a tirar mis postres a la basura?” No es mi intención decirte que lo hagas, pero sí es conveniente que mencionemos qué es lo que Dios pide de mí.

El miembro de la Iglesia Adventista que conoce las Sagradas Escrituras sabe que Dios ha dejado instrucciones claras en cuanto al tipo de carnes que son consideradas inmundas (Lev. 11; Deut. 14:3-21). Se esperaría que el creyente, en respuesta al gran amor que tiene hacia su Creador, y por convicción personal, haga la voluntad de su Señor.

A lo largo de la Biblia podemos observar que Dios es claro en pedirles a sus hijos que cuiden su alimentación y cuiden de su cuerpo (1 Cor. 6:19), ya que es “templo del Espíritu Santo”. No deberíamos tomarnos a la ligera el asunto de la alimentación, debido a que cuando aceptamos pertenecer a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, a la luz de lo que Dios pide a su pueblo, debemos abandonar las prácticas y costumbres habituales, por el simple hecho de que ya hemos sido apartados (“santificados”) por Dios y para él (Lev. 11:44). Dios espera que nuestro proceder en todo cuanto hagamos sea con el propósito de glorificarlo, incluyendo, por supuesto, nuestra alimentación (1 Cor. 10:31).

Claro que no tenemos instrucciones por parte de nuestros dirigentes de la iglesia en relación con el consumo de gelatina; hacerlo tal cual suena tal vez sería caer en el legalismo, y la carga de las reglas de alimentación sería tan pesada que pronto perderíamos de vista al Redentor. A lo largo del registro bíblico, vemos a Dios como un ser de relaciones. Él espera que podamos convivir en armonía a pesar de tener puntos de vista diferentes. En cuanto al tema de la gelatina, es posible que haya diferencias de opiniones, pero aun así debemos mostrar una madurez cristiana y evitar menospreciar o subestimar a aquellos que tengan un concepto diferente del nuestro (Rom. 14:3).

Me inclino a pensar que un corazón convertido es permeable a tomar decisiones que le producirán un bienestar espiritual. Es mi deseo y oración que el Espíritu Santo motive a cada miembro de iglesia a procurar alcanzar los ideales que Dios espera de su pueblo, entre los cuales la alimentación constituye un pilar que fortalecer.

No podemos tomar como norma religiosa lo escrito en este artículo, pero sí podemos detenernos por un momento a pensar en las acciones que puedo realizar con el fin de cumplir con los principios bíblicos y lo que Dios espera de mí. Por eso, mi motivación al escribir tiene que ver también con mi preparación para la patria celestial, ya que “a medida que nos acercamos al fin del tiempo, debemos elevarnos cada vez más desde el punto de vista de la reforma pro salud y la temperancia cristiana, presentándolos de una manera más positiva y decidida. Debemos luchar continuamente para educar a la gente, no solo por nuestras palabras, sino por la práctica. El precepto y el ejemplo combinados tienen una influencia eficaz”.[14]

Referencias:

[1] Alicia Hernández Peñaranda, Microbiología industrial (Costa Rica: Editorial Universidad Estatal a Distancia, 2003).

[2] Historia de la grenetina. Documento propiedad de Gelita México. Disponible en http://www.gelita.com.mx/articulos-gelita/1-historia-de-la-grenetina?format=phocapdf.

[3] Harry Wain, The Story Behind the Word: Some Interesting Origins of Medical Terms (Springfield: Charles C. Thomas, 1958).

[4] SAGMA (Asociación de Fabricantes de Gelatina de América del Sur). http://www.sagma-gelatina.com.

[5] Academia del Área de Plantas Piloto de Alimentos (AAPPA), Introducción a la Tecnología de Alimentos (Editorial Limusa, 2003).

[6] François Laurent y Marie Dorvault, La botica o repertorio general de farmacia práctica (Carlos Bailly-Baillière, 1859). Procedencia del original: Universidad Complutense de Madrid.

[7] Isabel Guerrero, Tecnología de productos de origen acuático (Editorial Limusa, 2009).

[8] Nikolai Sharapin, “Fundamentos de tecnología de productos fitoterapéuticos”, Ciencia y Tecnología, vol. 78. Convenio Andrés Bello, 2000.

[9] Alfonso R. Gennaro, Remington: Farmacia (Editorial Médica Panamericana, 2003), t. 1.

[10] Nuria Cubero, Albert Monferrer y Jordi Villalta, Aditivos alimentarios (Mundi-Prensa Libros, 2002).

[11] Asociación de Fabricantes Europeos de Gelatina, http://www.gelatine.org/en.html.

[12] http://www.kosher.com.mx/. http://www.ukkosher.org/kosher.htm.

[13] Nota del editor: Los principios de alimentación que promueve la Iglesia Adventista del Séptimo Día no son idénticos a la alimentación kósher. Si bien se coincide, entre otros, en la interpretación de los tipos de carne permitidos y la prohibición de comer grasa o sangre (que es observada con gran cuidado en la comunidad judía que sigue estas reglas), una gran diferencia es la prohibición en el kashrut de ingerir en una misma comida productos cárnicos y lácteos, que proviene de una tradición de interpretación de la frase “No cocerás el cabrito en la leche de su madre” (Éxo 23:19; 34:26; Deut. 14:21).

[14] Elena de White, Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 493.

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13 Comentarios

  1. Ruben Francisco Orellana Aizprua

    Muy bueno el artículo pana VHS, felicitaciones. Seria bueno también escribir sobre por qué es de vital importancia la dieta estrictamente vegetariana (vegan diet). Já que, conforme muchos ex-satanistas mencionam que o propio Satanás manda a sus siervos a abstenerse de todo tipo de consumo de carne y sus derivado.
    Sería una óptima materia.
    Administradores de este website, espero que ele hagan saber sobre mi comentário a mi amigo de la infancia.

    Un fuerte abrazo desde Brasil.

    Responder
    • Victor Hugo Solis Valladares

      Un gran saludo mi estimado Rubén. Dios ha provisto para nosotros muchas recomendaciones en cuanto a nuestra dieta. Lastimosamente vivimos en un mundo contaminado por la mancha del pecado y en ocasiones se enmascaran algunas cosas nocivas para nuestro cuerpo. Dios permita ser dirigidos constantemente por el Espíritu Santo para elegir siempre lo mejor. Un abrazo y éxito en todo.

      Responder
  2. Michelle de Palacios

    Buen dia hermano,el articulo me ha parecido muy bueno, solo una observacion al usted sacar los camarones de su comida china o los pepporonies esta de igual forma provando de dichos alimentos, pues al momento de ser cocinado estos vierten sus jugos en la comida dandole asi de su sabor y sazon. Saludos y bendiciones..

    Responder
    • Victor Hugo Solis Valladares

      Un gran saludo hermana Michelle. Su comentario es muy válido. El propósito del artículo es crear conciencia de algunos detalles, que a veces consideramos como poco importantes, pero que en relación a nuestra alimentación y nuestra relación con Dios, vale la pena considerar. Dios la bendiga grandemente. Estamos en contacto para servirle.

      Responder
  3. Giovanny

    Muy buen artículo, es una decisión personal hacer o comer esto o aquello, pero los principios no cambian. Y el estilo de vida no salva, pero prepara nuestro cuerpo y mente para recibir el Espíritu Santo.

    Responder
    • Victor Hugo Solis Valladares

      Un gran saludo Hermano Giovanny. Habrán muchas cosas que cambiarán, a medida que los tiempos pasen; sin embargo, como bien lo ha dicho, los principios permanecen. Tener un estilo de vida acorde con los principios de salud es una meta de todo creyente. Debemos pedir al Espíritu Santo que nos capacite cada día para poder vencer nuestras debilidades y acercarnos más al ideal que se espera. Saludos.

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  4. DAVID ORDOÑEZ

    Genial artículo, fue tema de debate con mi familia, gracias por la información, fue muy buena

    Responder
    • Victor Hugo Solis Valladares

      Gracias Hermano Ordóñez, confiamos plenamente que con la ayuda de Dios podremos vivir una vida plena para honra y gloria suya. Saludos y bendiciones.

      Responder
  5. Javier Maldonado

    Wow! Quedé Nunca lo había visto desde su punto de vista! Gracias por compartirlo!

    Responder
  6. Eduardo

    Disculpe, pero tambien es bueno comer colada morada y guaguas de pan? esos alimentos no contienen alimentos impuros, pero se celebra por el dia de los difuntos, entonces es buneo comer o no, por su origen?

    Responder
    • Victor Hugo Solís Valladares

      Hola Eduardo. Hay usos y costumbres en cada país. Pienso que, aunque la base es de trigo y maíz, la celebración es por una tradición. Desde mi perspectiva, creo que comer pan y una colada de maíz, no perjudica. El otro asunto que usted menciona, también entra en los clásicos de la celebración de Halloween, navidad, etc. Pienso que debemos agradar a nuestro Creador en todo cuanto hagamos. Pidamos al Señor un corazón tierno para recibir la dirección del Espíritu Santo y actuar conforme a su voluntad. Saludos cordiales.

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