MANO A MANO CON ERIC LEICHNER

12 diciembre, 2016

“UNO NO LOGRA MEDIR EL ALCANCE QUE TIENE UNA PERSONA QUE SIRVE DE CORAZÓN”

[highlight ]Al poeta clásico Homero se le atribuye esta frase: “Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga”. Y, sin duda, este es un mundo cargado de hechos fatigosos que aparecen imprevistamente llenando el planeta de dolor, pérdidas y muerte. ¿Qué hacer ante tanto sufrimiento? ¿Cómo contrarrestar las catástrofes?[/highlight]

Estas situaciones no le son indiferentes a la Iglesia Adventista, ya que mediante la Agencia de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) trata de suplir las necesidades básicas de aquellos que, por una causa o por otra, lo han perdido todo.

Revista Adventista (RA): ¿En qué consiste tu trabajo?

Eric Leichner (EL): Básicamente, incluye el brindar apoyo y soporte a las oficinas nacionales de ADRA y trabajar en las etapas previas a un eventual desastre, ya sea en la preparación y en fases de prevención o, en casos de emergencias grandes, brindar mecanismos adicionales para ofrecer apoyo a los países cuando se ven excedidos. En ADRA trabajamos en red, y asistimos con recursos adicionales y personal entrenado.

Siempre trabajamos con las oficinas nacionales. Cada país tiene una oficina, más allá de que tengan varias uniones en esa nación (como en el caso del Perú y del Brasil). Hay solo una agencia de ADRA por país.

RA: ADRA ¿opera de manera independiente de la Iglesia Adventista en cada país?

EL: ADRA es la Organización no gubernamental (ONG) o agencia humanitaria de la Iglesia Adventista. Está registrada en cada país con una personería jurídica diferente, específica para la actividad que realiza. Más allá de esto, ADRA es parte de la iglesia y cumple la misión de la iglesia. Pero, en cada país está registrada como una ONG nacional que es parte de una red mundial, presente en casi 130 países.

RA: ¿Cuáles son las últimas emergencias en las que ADRA ha asistido en estos últimos tiempos en Sudamérica?

EL: La más reciente es el terremoto del Ecuador, en abril de este año. Tuvo 7.8 grados en escala Richter. Fue un desastre de una magnitud importante para lo que nosotros estamos acostumbrados en esta región. Por ejemplo, el año pasado hubo un terremoto en la República de Chile de más intensidad (8.8 en la escala Richter). Pero, hay una diferencia: este es un país que tiene una actividad sísmica intensa y está preparado para soportar esto. El Ecuador, en cambio, no. Entonces, el impacto fue mayor.

Además, hemos tenido varias inundaciones, que son el tipo de desastre más común que tenemos en la región, sobre todo por una influencia fuerte del fenómeno de El Niño. Eso impactó muy fuerte en el Paraguay, donde tuvimos más de cien mil personas desplazadas por las inundaciones. Y no por poco tiempo, sino por varios meses. También afectaron la parte sur del Brasil, el Uruguay y la Argentina.

Otro desastre que también tuvimos fue un tornado en la ciudad de Dolores, en el Uruguay. Fue muy fuerte para la intensidad de estos eventos. Sorprendió a todos por la intensidad.

El año pasado tuvimos un aluvión en la República de Chile, en el desierto. Una cantidad de lluvia totalmente atípica. El agua llevaba piedras, arena, etc., en Atacama. Muy extraño.

Es una tendencia que se evidencia mundialmente. Sudamérica no es la excepción a esto.

En general, 2015 y 2016 fueron años con mucha actividad.

RA: Cuando ocurre algo así como el terremoto del Ecuador, ¿cuál es la manera de actuar de ADRA? ¿Llega al lugar y se pone a disposición?

EL: Lo que ADRA hace es trabajar brindando soporte o apoyo a quien es el responsable de responder a estos desastres, que por lo general es el Estado (nacional o provincial). ADRA se pone a disposición para facilitar distintas formas de ayuda humanitaria. ADRA no realiza actividades de lo que llamamos “respuesta primaria”. Es decir, no hacemos socorrismo. Sí, actividades de soporte en una segunda instancia. Esto puede incluir distribución de alimentos, de agua, de elementos de higiene, apoyo piscosocial y gestión de elementos para refugios (como baños y duchas).

Por ejemplo. ¿Qué medio de comunicación habla hoy del terremoto del Ecuador? Ninguno ¿Está en la tapa de algún diario? No. Ya han pasado varios meses de esa catástrofe. Pero ADRA sigue trabajando en la zona. Ahora está realizando la construcción de viviendas transicionales para quienes han perdido su casa. Es una solución inmediata. Una lona o una carpa no es una solución sostenible en el tiempo, por eso se hacen las casas. Este es un proceso largo. ADRA trabaja en estas instancias. Y continúa trabajando con las personas afectadas por el tiempo que sea necesario.

RA: ¿Se pueden prever los desastres? ¿Se hacen estudios?

EL: Sí, como parte de nuestros mecanismos de intervención en emergencias, tenemos planes estratégicos de respuesta en todos los países de la División Sudamericana. En cada país se identifica el tipo de amenazas que existen y el tipo de eventos adversos que se pueden encontrar. Sobre esa base, se establecen formas de responder que están predeterminadas con los organismos estatales de esos lugares. Así ADRA, conociendo la realidad de riesgo en cada uno de estos países, diseña mecanismos de respuestas que estén de acuerdo con esas necesidades.

RA: ¿Qué imagen tiene ADRA en Sudamérica ante los organismos oficiales?

EL: En todos los países de la región, tenemos una muy buena relación con todos Gobiernos nacionales y provinciales, por el compromiso que tiene ADRA a la respuesta en estas situaciones. Todos saben que pueden contar con ADRA, y mantenemos una coordinación muy cercana. Esto es fundamental para que no se generen caos y superposiciones.

RA: Esta es, también, una manera de contribuir a la misión…

EL: Exacto. Y eso se evidencia en el compromiso del trabajo que ADRA realiza. Hacemos esto porque sentimos que es nuestra obligación ayudar a quienes sufren, pero fundamentalmente porque es el ejemplo que Cristo nos dejó. Él siempre sirvió a los que más lo necesitaban, y la Iglesia Adventista, a través de ADRA, cumple ese ministerio también.

RA: Tal vez muchos desconozcan cómo se financia ADRA. ¿Se usa el dinero de las ofrendas? ¿De dónde se obtienen los recursos monetarios?

EL: Esta es una pregunta muy importante. Si bien ADRA funciona con algunas ofrendas de la iglesia (hay una ofrenda puntal para ADRA en el calendario de ofrendas), mayoritariamente lo hace con fondos que no son de la iglesia: fondos de Gobiernos, fondos públicos o donantes privados. En este sentido, ADRA trabaja para conseguir este apoyo financiero, tanto para proyectos de desarrollo como para emergencias.

RA: ¿Cómo tiene que hacer alguien que desea donar dinero a ADRA?

EL: Cada país tiene su página web y todos los países aceptan donaciones por ese medio. Pueden ser donaciones por una única vez por un evento adverso o donaciones sistemáticas que ayuden a financiar las actividades de la agencia.

RA: ¿Cómo fue que un Contador Público Nacional termina trabajando en ayuda y asistencia en desastres?

EL: Si bien estudié para ser Contador, siempre sentí la necesidad de hacer algo más. A veces, es difícil relacionar la tarea cotidiana detrás de un escritorio y llevarla al terreno concreto. Y siempre me interesó y me gustó el trabajo de ADRA. Empecé como voluntario, trabajando en la parte de contabilidad. Esto es algo muy necesario y útil porque ADRA maneja dinero, y ese dinero debe ser contabilizado. Es dinero de los donantes, y necesitamos transparencia en todo, como siempre. La administración es fundamental. Pero luego, también como voluntario, pasé a trabajar en otras actividades.

RA: Todos, desde nuestra área, podemos aportar para la misión…

EL: Sí, sin duda. Tenemos una idea arraigada de que para trabajar en ADRA alguien tiene que ser médico o enfermero. La realidad es que no. ADRA convoca una gran cantidad de profesiones porque todas tienen un aporte para realizar. Ahora, en el Ecuador, trabajamos con arquitectos e ingenieros, por las necesidades de viviendas. Tenemos proyectos de agricultura. Hay una diversidad enorme de proyectos que requieren una diversidad enorme de profesiones. Todo aquel que tiene la vocación de servir puede aportar. Y todas las profesiones tiene un aporte para hacer; de comunicadores a fotógrafos. Justamente ahora necesitamos fotógrafos, ya que hay que mostrar el trabajo que se realiza en el terreno, para que los donantes vean lo que estamos haciendo. Necesitamos programadores web, periodistas… Cualquier profesión que uno piense tiene lugar en el trabajo de ADRA.

RA: ¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo?

EL: La mayor satisfacción uno la encuentra en las historias de las personas que ven su vida tocada por el trabajo de servicio que ADRA realiza. Pocas cosas le dan a uno esa satisfacción: saber que en un momento de vulnerabilidad o dificultad una persona sintió una ayuda concreta para salir adelante y que nosotros pudimos ser parte de eso. No hay mayor recompensa que esa.

RA: De todos los países que has recorrido, ¿recuerdas alguna historia que te haya marcado? ¿Una situación? ¿Un rostro?

EL: Hay muchas historias. Es difícil identificar una en concreto. Una que tengo presente es del Ecuador. Me impresiona cómo la gente percibe la forma en que ADRA trabaja y la pasión que tienen nuestros voluntarios. Miren lo que sucedió: había un grupo de voluntarios nuestros que se desplazaron a distintas ciudades afectadas, y en uno de los lugares había un grupo de bomberos que estaba trabajando también. Una vez que ellos vieron cómo era el trabajo de ADRA y cómo trabajamos nosotros, vinieron y nos dijeron: “Queremos ser voluntarios de ADRA nosotros también”. O sea, ¡los bomberos! Así que, ellos empezaron a trabajar como voluntarios de ADRA, con los chalecos. Están felices de poder estar sirviendo a partir de ver cómo nuestros voluntarios desinteresadamente trabajaban por la comunidad. Ese tipo de experiencia creo que muestra mucho cómo vive el voluntario de ADRA este servicio. Es muy valioso saber esto. Hay gente que no es de la iglesia y se siente identificada con ADRA, y quiere trabajar para nosotros. Uno no logra medir el alcance que tiene una persona que sirve de corazón. Va mucho más allá de la persona que uno está intentando ayudar.

RA: Trabajaste en países como la India, Rusia y Nepal. ¿Cómo viviste la experiencia en esos lugares? ¿Es diferente de servir o trabajar en Sudamérica?

EL: Tanto en Asia como en América hay necesidades que son básicas al ser humano, solo que nosotros tenemos que tener la sensibilidad de contextualizarlas. No es lo mismo la cultura en el Ecuador que en Nepal. No es igual la forma en que las personas perciben cuáles son sus necesidades básicas en un lugar y en otros. Además, no todas las personas reaccionan de manera igual. El terremoto en Nepal fue diferente al del Ecuador porque es un país encerrado entre montañas. Mucha gente vive en pequeñas aldeas en medio de la montaña, y luego del terremoto esas aldeas eran inaccesibles.

Nepal no tiene puerto a donde se puedan enviar gran cantidad de elementos humanitarios para responder. Eso complica enormemente la distribución y el acceso.

En el Ecuador, los más afectados por el terremoto fueron comunidades de pescadores. Sus casas son, básicamente, de bambú, caña y chapas. Pero en Nepal, las casas son de piedra. Al derrumbarse, mataron a muchas personas. Por eso, los contextos culturales y geográficos originan distintos tipos de respuestas por realizar.

RA: ¿Qué mensaje final te gustaría dejar a los lectores?

EL: Creo que si tengo que decir algo es que el trabajo de ADRA nos ayuda a vivir una experiencia cristiana real. Es tratar de ponernos en los zapatos del otro, tratar de servir sin mirar a quién ni a qué. Creo que lo que hacemos es parte esencial del cristianismo que nosotros profesamos y que muchas veces nos olvidamos de vivirlo. Lo leemos, lo meditamos, lo conversamos; pero a la hora de vivirlo tenemos problemas para actuarlo, para trabajarlo, y creo que es necesario hacerlo. Y, cuando uno se pone en acción, cuando uno se pone a servir sacrificando tiempo, recursos y dinero (o lo que sea) para servir a otros, creo que en realidad es cuando más cerca estamos de entender el verdadero cristianismo.

En mi experiencia, este proceso de servir a los demás de manera activa me ha ayudado en mi caminata en el cristianismo que profeso.RA

  • Pablo Ale

    Es Licenciado en Teología y en Comunicación Social. Además, tiene una maestría en Escritura creativa. Es autor de los libros “¿Iguales o diferentes?”, “1 clic” y “Un día histórico”. Actualmente es editor de libros, redactor de la Revista Adventista y director de las revistas Conexión 2.0 y Vida Feliz, en la Asociación Casa Editora Sudamericana.

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1 Comentario

  1. Claudio

    Es una excelente obra. Seguir el ejemplo de nuestro Dios y cumplir su misión es lo mas grande que cada hijo suyo puede hacer.
    Me gustaría mucho trabajar en esa misión, sentirme útil a la causa de Dios. Como profesional,y como su hijo.

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