MANO A MANO CON ANTHONY KENT

27 julio, 2016

“NO SEAN SIMPLES OBSERVADORES DE SUS PASTORES

[highlight ]Nació en Australia y recibió su motivación para el trabajo pastoral por parte de una familia de consagrados siervos de Dios. Hoy, es secretario ministerial asociado de la iglesia en la Asociación General. En este mes: Anthony Kent.[/highlight]

Desde tiempos remotos, el trabajo del pastor fue complicado. De hecho, el primer pastor mencionado en la Biblia (Abel) fue asesinado por su hermano (Caín). Jacob y David también tuvieron que soportar varias peripecias. Ahora bien, si de pastores espirituales hablamos, la situación no es mucho mejor. El apóstol Pablo solicita, en Hebreos 13:7, que nos acordemos de los pastores, y en Hebreos 13:17 aconseja que los obedezcamos y nos sujetemos a ellos.

Desde la antigüedad, el trabajo del pastor fue anunciar las buenas nuevas del evangelio. En Lucas 2:15 al 18 son los pastores de Belén quienes toman el compromiso de anunciar el nacimiento de Jesús.

Sin duda, el trabajo del pastor es fundamental. Para ayudar y asistir a estos elegidos de Dios, la Iglesia Adventista cuenta con la Asociación Ministerial, cuyos dirigentes serían los pastores de los pastores. Uno de ellos es Anthony Kent, secretario ministerial asociado de la Asociación General.

Revista Adventista (RA): ¿Cómo nació su vocación pastoral?

Anthony Kent (AK): Siempre supe que quería ser pastor. El recuerdo más temprano que tengo es que debía serlo. Fui criado en un hogar adventista muy lindo. En mi familia había muchos pastores, y sentí mi llamado en los primeros años de mi vida. Pero al término de la escuela secundaria me sobrevino la duda, y fui a una universidad del Estado a estudiar otra carrera. Me sentía mal, culpable. Fue el peor año de mi vida. Así que, una noche oré: “Señor, si quieres que sea pastor, muéstramelo. Por favor, házmelo saber”. Y así fue. Entonces, asistí al colegio de Avondale y en adelante esto ha sido una gran bendición en mi vida.

RA: ¿En qué consiste su trabajo?

AK: Como secretario ministerial, la tarea principal es el cuidado de los pastores, los ancianos y los diáconos. Es una responsabilidad muy grande. Los pastores realizan un ministerio vital en la iglesia y en la comunidad de cada uno. Mi tarea principal es la educación permanente de los pastores alrededor del mundo, con el propósito de que todos crezcan y se desarrollen. Otra responsabilidad es producir un programa de televisión que se emite por Hope Channel, que se llama “Ministerio en acción”. Es un programa de entrenamiento para pastores o para líderes en iglesias locales. Lo iniciamos en 2012. Hasta ahora produjimos más de 180 programas.

Otra tarea es la supervisión del trabajo de los pastores aspirantes. Se trata de un momento vital o crucial en su desarrollo. Es en esos primeros meses cuando ellos forman sus hábitos. Es muy importante proveerles ayuda en ese tiempo. Hay materiales especiales para esos aspirantes

Otra responsabilidad es el trabajo de alcanzar a pastores de otras confesiones religiosas. No se trata de un trabajo ecuménico, sino para que ellos estén informados sobre quiénes somos. Por eso, realizamos una revista especial en inglés para estos pastores. Queremos apoyarlos para que el ministerio de ellos crezca; y para que comprendan mejor a nuestra iglesia. Alrededor del mundo hay cinco millones de pastores de todas las confesiones.

RA: ¿Cómo se efectúa la recepción de ese material?

AK: Lo reciben en sus hogares, por una suscripción previa. Recibimos muchos agradecimientos. Tenemos hermosos testimonios en los cuales nos cuentan la tremenda bendición que ha sido para ellos esa revista y lo felices que están de recibirla.

RA: Hablando de pastores, ¿cuántos pastores adventistas hay en el mundo y cuáles son las necesidades más importantes que tienen?

AK: Hay unos 24 mil pastores adventistas. Las necesidades varían según la región del mundo.

En algunos lugares, las principales necesidades son financieras, ya que les toca trabajar en regiones subdesarrolladas, con recursos muy escasos. Algunos reciben menos de cien dólares como sueldo al mes. En otros lugares del mundo, sufren persecuciones severas y sus vidas están en peligro. Hace poco, un pastor me contó que, en un país equis, en determinado momento una turba quiso incendiar la casa donde él vivía. ¡Querían quemar vivos a su esposa y a él! Dios los cuidó, y pudieron escapar milagrosamente. Salieron con la ropa que tenían puesta. Perdieron todo en el incendio.

Otro problema es trabajar en sociedades muy secularizadas, donde existe mucha resistencia al evangelio.

No obstante, creo que el mayor desafío (y el más común) que enfrentan todos los pastores en el mundo es encontrar el equilibrio entre su trabajo y su familia. En este punto, Satanás ataca a los pastores más que a cualquier otra persona.

RA: ¿Cuál es la clave para encontrar ese equilibrio?

AK: Esta es una pregunta muy importante, y muy difícil de responder. Igualmente, es más fácil responder con palabras que aplicarlo. El pastor, literalmente, está “tirado de ambas puntas”. Ama a su familia, pero ama también a la iglesia. ¿Cómo puede lograr el equilibrio? Creo que fijando tiempos específicos en su agenda para dedicarlo a la familia; y que ese tiempo, esa cita con su familia, no sea cambiado por nada.

Por otro lado, la familia debe entender que el trabajo pastoral se asemeja al trabajo agrícola: hay épocas que requieren mucha atención eclesiástica y hay que enfocarse en la iglesia; pero hay otros tiempos en que la actividad de la iglesia disminuye, y esa es la oportunidad para que el pastor pueda dedicar tiempo a su familia.

Esto también puede darse durante el día. Por lo general, hay momentos que son más tranquilos que otros. Y esos son los tiempos para aprovechar. Recuerdo que cuando mis hijas eran jóvenes, mi momento favorito del día era tener el culto familiar con ellas y desayunar, y luego llevarlas a la escuela. Eso para mí era precioso. En ocasiones, había mañanas en que era imposible hacerlo. Pero la mayoría de las veces lograba dedicar ese tiempo.

También hay que ser claros y contarles todo. Por ejemplo, mañana es el cumpleaños de una de mis hijas adolescentes. Me encantaría estar con ella en su cumpleaños, pero estoy aquí, en Sudamérica. Cuando me invitaron a este viaje, lo consulté con ella; y ella me dijo: “Tú debes ir”. Así que, antes de venir dedicamos un momento especial a solas, padre e hija, para celebrar su cumpleaños.

La iglesia necesita entender que cuando el pastor está dedicando tiempo a su familia también está haciendo una actividad ministerial; no es que esté dejando a un lado su ministerio.

RA: ¿Qué pastor lo inspiró en su vocación pastoral?

AK: Hubo muchas personas… Sin dudas, mi abuelo. Se llamaba Tom Kent y era evangelista en Australia. Él plantó muchas iglesias y logró muchos bautismos. Era un pastor muy trabajador. Comparto con él la misma fecha de nacimiento. Tuvimos una relación muy cercana, muy estrecha. Él tenía cuatro hermanos, y todos eran pastores. En mi familia, ser pastor es algo muy valorado.

También su esposa, Laura; mi abuela ocupó un lugar muy importante en mi vida. Era una maravillosa esposa de pastor. Su vida fue una vida de oración y de servicio. Era una persona inspiradora. Vivió 108 años.

Mi abuelo materno era anciano en su iglesia. Era muy fiel, trabajador. Daba muchos estudios bíblicos y preparó a incontables personas para el bautismo. Se llamaba Reginald. Era un laico que dedicó su vida a trabajar por la iglesia.

Y, por supuesto, mis padres, que me enseñaron las cosas correctas.

RA: ¿Qué es lo que más disfruta de su trabajo?

AK: Esto ha ido cambiando a lo largo de los años. Lo que siempre me gustó es llevar a una persona a Jesús. Y ver cómo llega a ser un discípulo de Jesús; observar cómo la vida de esa persona se transforma. También, como secretario ministerial, es un enorme placer presenciar cómo crecen los pastores. Es una alegría ayudarlos a ser mejores pastores. Es como una multiplicación del ministerio.

RA: La mayoría de los lectores no son pastores, y pueden pensar que la tarea de predicar es solo para el pastor. ¿Qué nos puede decir al respecto?

AK: Les pido a todos los miembros que no sean simples observadores de sus pastores. Pregunten lo que pueden hacer para ayudar y cómo ministrar a otros. Los pastores no son los que van a terminar la obra; solo se terminará cuando se derrame el Espíritu Santo y todos nos involucremos en el ministerio. Cada miembro debe estar activo. Cada uno de ustedes tiene un don; es importante descubrir cuáles son esos dones y usarlos para la iglesia. El ministerio es algo que podemos hacer todos. No dejen todo en manos del pastor.

RA: Usted es especialista en los libros de Lucas y de Hechos. ¿Por qué le gustan tanto?

AK: ¡Amo esta pregunta! Y me encanta contestarla. Creo que lo que me encanta de los escritos de Lucas es que, a través de sus libros, nos lleva desde el principio de la historia de Jesús hasta el final. Nos brinda tanta información única porque es un escritor exacto, preciso, detallista… Por ejemplo, el tema del sábado. Podemos observar cómo tanto antes de la crucifixión de Cristo como luego, no caben dudas de que el sábado es el día de reposo.

También me gusta Lucas porque muestra el crecimiento de las personas, como Pedro. En Lucas 5, vemos que Pedro le presta su bote a Jesús; empezó muy bien. Pero luego tuvo problemas. Pasó por un proceso de conversión, negó a Jesús y fracasó ante las preguntas de una criada. Pero en los capítulos 2, 3 y 4 del libro de Hechos nos encontramos con un Pedro distinto. Es un poderoso predicador convertido, sin temores, lleno de coraje. Es una hermosa imagen de crecimiento.

También me gusta la historia del levita Bernabé. Él vendió su terreno y dejó el dinero a los pies de los apóstoles. Luego, se dedicó al ministerio. Y fue él quien hizo el viaje para buscar a Pablo. Nadie quería a Pablo; nadie confiaba en él. Pero Bernabé lo trajo. Así, desarrollaron una amistad y ministraron juntos.

Y otra razón es que en los escritos de Lucas es donde más información encontramos sobre el ascenso de Jesús. Es Lucas quien nos brinda la perspectiva de la promesa de que ese mismo Jesús que ascendió volverá.

RA: La última pregunta, pastor. ¿Qué mensaje quisiera dejar para los lectores de la Revista Adventista?

AK: Creo que es un tiempo vital en la historia de la iglesia en Sudamérica. Están sucediendo cosas maravillosas aquí. No pasa en todo el mundo lo que ocurre aquí. Hoy es tiempo de oportunidades. Jesús viene pronto. Sabemos que hay millones de personas que alzan su vista al Cielo implorando por algo más. Necesitamos encontrar a estas personas. Estemos a disposición como en ningún otro momento. Un antiguo dicho expresa: “Puedes regresar a un lugar, pero no puedes regresar a un momento”. Este es un tiempo muy especial; aprovéchenlo, y hagan uso de las oportunidades.RA

  • Pablo Ale

    Es Licenciado en Teología y en Comunicación Social. Además, tiene una maestría en Escritura creativa. Es autor de los libros “¿Iguales o diferentes?”, “1 clic” y “Un día histórico”. Actualmente es editor de libros, redactor de la Revista Adventista y director de las revistas Conexión 2.0 y Vida Feliz, en la Asociación Casa Editora Sudamericana.

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1 Comentario

  1. Manolo

    Excelente entrevista! Felicidades Ptr

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